Una actuación emblemática para la construcción más representativa de la ciudad. La Alcazaba de Badajoz tiene una importancia trascendental no sólo para la ciudad sino para todo el país, por ser la mayor edificación de este tipo de la península ibérica. Por eso y por todo lo que esconde, su recuperación y rehabilitación se ha convertido en uno de los proyectos más interesantes del momento.
Para comprobar el avance de las obras de consolidación de esta muralla, ayer se desplazó hasta la capital pacense la secretaria de Estado de Vivienda, Beatriz Corredor. La visita se vio ensombrecida por la lluvia, que impidió que conociera de cerca los últimos hallazgos sacados a la luz por el equipo arqueológico formado por las empresas Alamut y Tera.
Corredor afirmó que los trabajos se desarrollan a buen ritmo y que, pese a las lluvias, se están cumpliendo los plazos establecidos. De hecho, ya se ha ejecutado un tercio (más de un 30%) de la primera fase de la restauración de la Alcazaba, que comprende el tramo que abarca entre las puertas de Carros y del Alpéndiz y está financiada por el Ministerio de Fomento con una inversión de 2,8 millones de euros. Así, se prevé que esté terminada para el primer semestre de 2012.
Pero los ciudadanos no tendrán que esperar tanto para poder observar los yacimientos descubiertos. El Ministerio de Fomento realizará visitas guiadas a las obras con el fin de que los pacenses conozcan el desarrollo de los trabajos. «Tienen un gran interés arquitectónico, artístico y también social y cultural. Es un monumento histórico que, sin este tipo de intervenciones, se iría perdiendo y con él destruiríamos la memoria arquitectónica y parte de nuestra herencia histórica», explicó Corredor.
Corredor recordó que esta primera fase integra en su conjunto la rehabilitación integral de las murallas, torres, puertas y elementos defensivos conocidos y los que vayan apareciendo. «También se quiere mejorar el exterior del recinto y el interior así como favorecer un uso sostenido y que se garantice un mantenimiento de este enclave amurallado para evitar su deterioro. Del mismo modo, la Alcazaba se adecuará para usos turísticos y de ocio», resaltó.
Sin embargo, como apunta el arqueólogo Fernando Valdés, que dirige la empresa Alamut, el yacimiento que esconde este espacio supera a la propia fortificación. «Es una pieza de la historia, de la arquitectura y de la arqueología viva. Es importantísima por todo lo que significa y lo que encierra en sí misma. Esto lo convierte en un proyecto de gran interés y muy emocionante para nuestra carrera profesional», añadió Julián Prieto, arquitecto responsable del proyecto.
Jorge López, arquitecto que forma parte del equipo técnico, manifestó que continúan las tareas de reparación del lienzo. «Estamos abordando el saneamiento interior de la muralla, no solamente el tratamiento de la piel». En este sentido, aseguró que el mayor problema de la Alcazaba es el agua. Sin duda, la humedad se ha convertido en su peor enemigo. Lo positivo es que se podrán reutilizar los puntos de vertido que conformaban el sistema original de desagüe tras encontrarlos, en vez de perforar la muralla para dar salida a las aguas de lluvia. «En algunas partes del recinto los niveles de humedad llegan al 67%, lo quiere decir que la muralla está embebida en agua», indicó.
Las excavaciones arqueológicas también han destapado un sistema de puertas en la zona 'del metido' que agrupa tres puertas que son de distintas fechas. «Una de ellas probablemente sea de la época almohade que comunicaba el recinto primitivo con la ampliación almohade, pero aún no tenemos la certeza; la segunda tampoco está clara, se sitúa entre finales de la Edad Media y el siglo XVI; y la tercera es de finales del siglo XVIII, ya que hay una inscripción que pone 1811. Son teorías porque todo está en fase de estudio», comentó Valdés.
Curiosamente ya se conocía la existencia de esta última construcción de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Se trata de un túnel cuya puerta que comunicaba con el exterior del recinto fue tapiada por los franceses entre el segundo y el tercer asedio inglés. Cubierto de tierra, las tareas de restauración han permitido destaparlo. «Sabíamos que había un almacén que podría servir de polvorín o reserva de víveres», concretó.
Del mismo modo también se están analizando y documentando las escaleras descubiertas, que no serán transitables con el fin de preservar estos elementos; las inscripciones árabes aparecidas en distintas partes del lienzo; los diversos artículos de cerámica, entre otros muchos objetos de valor histórico-arqueológico.
Precisamente, Corredor anunció que se realizará un proyecto de arqueología adicional y complementario al de restauración de la muralla con el objetivo de poder excavar todos estos hallazgos por completo, estudiarlos, rehabilitarlos y dejarlos visibles a la vez que protegidos. «Estamos comprometidos a llevarlo a cabo porque la importancia histórica y artística de los hallazgos así lo requiere», matizó.
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