Esta misma tarde, el parlamento portugués, ha rechazado el plan de ajuste propuesto por el gobierno. La oposición, el PSD o partido conservador, se frota las manos ante la probable convocatoria de elecciones anticipadas por la dimisión del primer ministro José Sócrates. Parece ser que el Fondo Monetario Internacional también se esta frotando las manos, porque según el ministro de finanzas portugués, la crisis política va a provocar que el gobierno se vea obligado a pactar un rescate financiero con la Unión Europea y el FMI. Evidentemente no se tratara de un pacto, sino de una imposición.
De todas formas, el hambre predatoria de los mercados no tiene límites. Los países más endeudados no son los que mas se tienen que apretar el cinturón, solo los que estén situados en la posición jerárquica preferente se salvan de esta “merienda de negros”. El proyecto europeo se sostiene por el valor de la moneda única, y este valor se decide entre otros factores, en función de la deuda total que tiene la Unión Europea, es decir, la suma de las respectivas deudas externas. Pues bien, resulta que los planes de ajuste impuestos desde Bruselas no van dirigidos a los países que acumulen más deuda, sino a los países que acumulan una deuda menor, pero sin embargo no tienen autoridad política dentro de la Unión monetaria para cuestionar estos dictámenes.
Por orden, de mayor a menor tenemos en el primer puesto al Reino Unido que acumula un total de 9.191.104 millones de dólares, en el segundo lugar Alemania con 5.208.000 millones de dólares, luego Francia rozando la marca alemana 5.021.000 millones de dólares, y en cuarto lugar España con mas o menos la mitad 2.478.000 millones de dólares. Como se puede apreciar fácilmente, los “miniajustes” ratificados en los países mas endeudados, no son ni por asomo proporcionales a la deuda. Por el contrario, los ajustes y reformas que están teniendo lugar en los países menos endeudados son de escándalo. Naturalmente se deduce que, los que más se tienen que apretar el cinturón, son los que menos poder político tienen. Al igual que ocurre en la sociedad, los que pagan la crisis son los que menos representación política tienen, por así decirlo, los trabajadores no tienen representación alguna basándonos en el anterior razonamiento, mientras que los banqueros y grandes empresarios, a pesar de ser un grupo reducido de personas (y de votos) si consiguen representar sus libertades y aspiraciones, por encima de derechos laborales y salariales de la mayoría trabajadora. En el marco político europeo ocurre algo parecido, los países con mayor peso político exprimen a los países más débiles aunque sus deudas no sean cuantiosas, para así reducir la deuda total europea, y de esa forma “salvar el euro” o los intereses del euro. Su euro, sus intereses.
Porque en sistema totalitario en el que vivimos, el fundamentalismo monetario persigue implacablemente los “desequilibrios”. Que en realidad quieren decir, que los países sometidos deben ser altamente rentables y competitivos, o lo que es lo mismo, maquinas eficientes de bajo consumo. Para ser mas claros, trabajar mas y cobrar menos. Todo esto cuando hace pocos días, el director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn aseguraba que “los países tienen que aceptar una perdida de su soberanía para una mejor convergencia económica”.
Que traducido significa que para que el proyecto europeo funcione, tenemos que presentar los presupuestos ante Ángela Merkel y no ante el parlamento de España. Porque Alemania quiere poder seguir despilfarrando dinero sin preocuparse de la competitividad, mientras que España tiene que ser una chistera en la que se mete un euro y salen dos. ¿A que precio? (…).
El Director del Banco Central Europeo, declaro, “subir los salarios sería la última tontería que hay que hacer”, de esta forma apoyo el plan de estabilidad que lleva tantas semanas repitiendo Alemania, que consiste en vincular los salarios a la productividad. Todo esto va en la dirección de transformar la soberanía de los países en objeto de museo. Ahora la soberanía corresponde a los “mercados”.
Ahora que el rescate de Portugal es una realidad, vamos a presenciar mas cerca que nunca los efectos de la intervención del FMI y sus mecanismos de ajuste, famosos en todo el mundo, por la gran capacidad de destruir un país más rápido que cualquier ejército que exista sobre la tierra.
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