Me acuerdo de aquel año 1992, cuando en medio de la euforia general para celebrar el 500 aniversario del comienzo de la invasión, saqueo y destrucción de los pueblos americanos, había cuatro aguafiestas que se preguntaban para qué era necesario gastar una cantidad inmensa de dinero público en organizar una feria gigante en Sevilla y construir un tren con un ancho de vía incompatible con el del resto del país. La respuesta solía consistir en que aquello era el negocio del siglo y del milenio, que atraería inversiones extranjeras, crearía puestos de trabajo, dinamizaría la economía y bla, bla, bla...
Desde entonces, la dinamización ésa de la economía se ha ido extendiendo por todo el país bajo el nombre de AVE. Y los amargados seguimos con nuestra letanía. Veamos sus argumentos:
La ventaja del AVE.
-Un tren convencional sobre una via en buenas condiciones puede perfectamente alcanzar 200 Km/h o más. El AVE logra alcanzar los 300 Km/h pero solo en tramos excepcionales. A cambio de este incremento en la velocidad hay que sacrificar un monton de cosas.
-Las desventajas del AVE.
-No puede haber tramos con pendientes superiores al 1.5%; las curvas deben tener un radio muy superior al del tren convencional; los sistemas de seguridad en cabina y en las vías deben ser mucho más sofisticados; los túneles y las plataformas deben ser mucho más anchos; la vía debe estar vallada... Éstos y algunos otros elementos suponen que el AVE, en una orografía tan montañosa como la del estado español, precise de una cantidad muy superior de desmontes, túneles y viaductos. Un ejemplo: los 145 kms de la proyectada "Y" vasca requieren ¡56 túneles y 14 viaductos! Y eso se traduce en un despilfarro inasumible de recursos públicos y en una destrucción masiva, permanente e injustificada del medio natural.
-El gasto en energía eléctrica se dispara en un porcentaje muy superior al aumento de la velocidad. Se calcula que un AVE corriendo a 300 Km/h gasta lo mismo que una ciudad de 25.000 habitantes.
-El gasto de construcción oscila entre 12 y 30 millones de euros por km y año.
-El gasto de mantenimiento oscila entre 100.000 y 200.000 euros por km y año (el del tren convencional oscila entre 10.000 y 50.000 euros)
-Solo comunica grandes nucleos urbanos, que de todos modos ya estaban comunicados por avión.
-El AVE se ha construído desde cero, y no sobre lineas ferroviarias ya existentes. Esto implica: mayor destrucción del medio ambiente, mayor gasto y un desconocimiento del nivel de aceptación de público que tendrá la línea nueva. Muchas de las líneas ferroviarias convencionales llevan sin ser renovadas desde que fueron construídas con pico y grillete por el cautivo y derrotado ejército rojo. Con el dinero que ha costado el AVE podría haberse renovado y ampliado de sobra dicha línea.
-El AVE no se ha construído como una alternativa al tren convencional, sino como una sustitución del mismo. Esto ha supuesto el cierre de cientos de estaciones y trayectos, con lo que al final disponemos de menos servicios pero mucho más caros.
Desde entonces, la dinamización ésa de la economía se ha ido extendiendo por todo el país bajo el nombre de AVE. Y los amargados seguimos con nuestra letanía. Veamos sus argumentos:
La ventaja del AVE.
-Un tren convencional sobre una via en buenas condiciones puede perfectamente alcanzar 200 Km/h o más. El AVE logra alcanzar los 300 Km/h pero solo en tramos excepcionales. A cambio de este incremento en la velocidad hay que sacrificar un monton de cosas.
-Las desventajas del AVE.
-No puede haber tramos con pendientes superiores al 1.5%; las curvas deben tener un radio muy superior al del tren convencional; los sistemas de seguridad en cabina y en las vías deben ser mucho más sofisticados; los túneles y las plataformas deben ser mucho más anchos; la vía debe estar vallada... Éstos y algunos otros elementos suponen que el AVE, en una orografía tan montañosa como la del estado español, precise de una cantidad muy superior de desmontes, túneles y viaductos. Un ejemplo: los 145 kms de la proyectada "Y" vasca requieren ¡56 túneles y 14 viaductos! Y eso se traduce en un despilfarro inasumible de recursos públicos y en una destrucción masiva, permanente e injustificada del medio natural.
-El gasto en energía eléctrica se dispara en un porcentaje muy superior al aumento de la velocidad. Se calcula que un AVE corriendo a 300 Km/h gasta lo mismo que una ciudad de 25.000 habitantes.
-El gasto de construcción oscila entre 12 y 30 millones de euros por km y año.
-El gasto de mantenimiento oscila entre 100.000 y 200.000 euros por km y año (el del tren convencional oscila entre 10.000 y 50.000 euros)
-Solo comunica grandes nucleos urbanos, que de todos modos ya estaban comunicados por avión.
-El AVE se ha construído desde cero, y no sobre lineas ferroviarias ya existentes. Esto implica: mayor destrucción del medio ambiente, mayor gasto y un desconocimiento del nivel de aceptación de público que tendrá la línea nueva. Muchas de las líneas ferroviarias convencionales llevan sin ser renovadas desde que fueron construídas con pico y grillete por el cautivo y derrotado ejército rojo. Con el dinero que ha costado el AVE podría haberse renovado y ampliado de sobra dicha línea.
-El AVE no se ha construído como una alternativa al tren convencional, sino como una sustitución del mismo. Esto ha supuesto el cierre de cientos de estaciones y trayectos, con lo que al final disponemos de menos servicios pero mucho más caros.
Como el coste ecológico o el empeoramiento en la calidad de vida de los que no viven en macrociudades les trae al fresco, el problema que de verdad preocupa a los gestores de esos extraños entes híbridos publiprivados (públicos para pagar, privados para cobrar) como Adif, es eso de que salga tan caro el mantenimiento. Así que la mejor solución que ven es subir el precio del billete y eliminar las opciones baratas. Por ejemplo, para viajar en tren de Madrid a Sevilla solo existe la opción de pagar 85€, de modo que un viaje de ida y vuelta consumiría la tercera parte del salario mínimo interprofesional.
20 años después de aquella maravillosa euforia, una línea de AVE recién inaugurada, que unía Toledo, Cuenca y Albacete será eliminada porque la utiliza una media de 9 pasajeros por viaje. El mantenimiento de esa línea que no usa nadie -no porque no haga falta, sino porque los billetes son carísimos- es de 18.000 euros diarios. El coste de su construcción ha sido 3.500 millones de euros, algo así como el PIB de un país africano medio. Otro modo de evaluar cuánto dinero público se ha tirado a la basura en esta operación sería pensar en que hubiera sido igual de caro regalar 10.000 euros a cada ciudadano de Toledo, Cuenca y Albacete (que son las ciudades "beneficiadas" por la obra.)
Ante esto, la reacción típica de los pagadores de impuestos es echar la culpa de todo a la incompetencia, a la falta de un estudio de mercado previo, etc, etc. ¡Qué malos gestores tenemos! Pero ¿realmente el problema es de mala gestión? ¿Los responsables del AVE son también igual de malos gestores para sus patrimonios privados? ¿Se conoce el caso de algún mal gestor de patrimonio público que se haya quedado arruinado personalmente? ¿Acaso es que solo ponen interés cuando el dinero es suyo mientras que cuando es de otros tiran el dinero alegremente? No parece probable, porque de todos modos un gestor de bienes públicos debería prestar atención en ser eficiente aunque solo sea por una cuestión puramente profesional. Hay que descartar, pues, que se trate de incompetencia.
La auténtica razón detrás de este derroche de dinero público no es, lógicamente, la supina ignorancia o la estupidez, ni tampoco el desinterés de los gestores. Los gestores saben bien lo que hacen y no durarían ni una semana en su puesto si no hicieran lo que se les ordena. Y la orden es desviar constantemente, masivamente y por múltiples vías dinero público a manos privadas.
Así que el AVE Toledo-Albacete no ha sido ningún fracaso y por eso no solo no van a rodar cabezas sino que sus responsables serán premiados. Porque...
-3.500 millones de dinero público han ido a parar a manos privadas.
-Se han creado puestos de trabajo de corta duración que alivian el descontento social por el paro.
-Se ha evitado que el AVE sea utilizado. Si los trenes tuviesen mucho éxito por ser económicos, ecológicos, cómodos y rápidos la empresa del automóvil se arruinaría.
-Se ha logrado que la población perciba como estúpidos, corruptos e ineficaces a los gestores públicos.
-Se ha logrado eliminar la parte menos rentable de un tren: su mantenimiento (que requiere mano de obra permanente, con beneficios inseguros, dependiente de los vaivenes de la pòlítica y en todo caso a largo plazo)) y quedarse solo con la más jugosa: su construcción (que requiere solo mano de obra temporal, y con un gran beneficio a tocateja y a corto plazo garantizado por los políticos que gobiernen en esa legislatura.)
Si el administrador de nuestra comunidad de vecinos gasta diez mil euros del presupuesto en comprar una maceta para el portal a una empresa de un primo suyo. ¿Pensaremos que es un mal gestor o un necio?
En resumen, de nuevo estamos ante una situación en la que se pretende hacer pasar por necedad de los políticos lo que no es sino una confabulación de esos políticos con los grandes empresarios para arruinarnos a todos.
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