Omar Pérez SalomónLa pupila insomne
Cuando se trata de Cuba, el periódico español El País, como dijera el escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, “aplica una lupa inmensa que magnifica todo lo que allí ocurre cada vez que conviene a los intereses enemigos, llamando la atención sobre lo que pasa en la Revolución, mientras la lupa se distrae y no alcanza ver otras cosas importantes”. Pocas horas después de construir de la nada una refinería de petróleo en Cuba y confundir la tortura con la resistencia, el diario madrileño publicó este 13 de junio una noticia que titula “El Gobierno de Raúl Castro reduce en un 14% el área sanitaria, Cuba refuerza su política de austeridad y pone en peligro los logros sociales“.
El cotidiano español alude a los problemas que el pueblo cubano identificó en la masiva discusión de los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución, y tergiversa los cambios introducidos para hacer más viable y robusto al sistema de salud cubano. Con algunos datos extraídos de fuentes cubanas y otros de su cosecha, tratan de demostrar que “la atención médica en la isla es universal y gratuita pero, con la crisis, ya no es lo que era”.
En la información se obvian los esfuerzos que se hacen en el reordenamiento de los servicios de salud en busca de un uso óptimo y de calidad, y las discusiones que se realizan a en la sociedad sobre estos asuntos, para terminar diciendo que “…en la educación también ha habido recortes. Y más que habrá”, en un discurso dirigido a los indignados que protestan en las calles españolas pero que se inscribe en su operativo tradicional contra la Revolución cubana.
Recientemente, en la asamblea de balance del Partido Comunista de Cuba en la provincia de Las Tunas, refiriéndose a las insatisfacciones de la población y las posibilidades que hay para emplear mejor los recursos humanos y materiales, los problemas de calidad y la falta de comunicación con pacientes y población, el Primer Vicepresidente cubano José Ramón Machado Ventura, reconoció el esfuerzo que hacen muchos médicos, enfermeras y trabajadores de la salud en general por atender adecuadamente al pueblo, y señaló que se sabe que los menos no lo hacen, provocando que la población tenga razón al emitir opiniones. Recordó que “hasta ahora hubo cierta desproporción, hoy se ordena el sistema de salud y debemos potenciar el uso del método clínico, como refiere el lineamiento 156 aprobado por el VI Congreso del Partido, explicarlo, dar una mejor información, en primer lugar a los profesionales del sector, para que transmitan al pueblo la importancia de su empleo, y los daños que puede ocasionar a la salud humana la utilización indiscriminada de las nuevas tecnologías, así como también la necesaria racionalidad en el uso de esos nuevos recursos”.
Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierte sobre dificultades que enfrentan entre 110 y 190 millones de personas discapacitadas en el mundo, como estigmatización y discriminación, falta de atención de salud y servicios de rehabilitación adecuados, inaccesibilidad a prestaciones de transporte, edificios y tecnologías de comunicación, y reconoce que son pocos los países que disponen de mecanismos adecuados para responder a sus necesidades, en Cuba el 100% de las personas con alguna discapacidad reciben una atención apropiada y gratuita. Paralelamente, en tierra ibérica la policía se encarga del tratamiento a los minusválidos que reclamen sus derechos, como ha testimoniado el joven Sebastián Ledesma, víctima de la bárbara represión de los Mossos d’Esquadra en la Plaza de Cataluña hace pocos días.
La lupa de El País se distrae y no se entera de que el sistema de salud cubano, que se ajusta para garantizar una atención más efectiva a todos sin exclusiones, obtuvo en el 2010 la tasa de mortalidad infantil más baja de su historia y que detrás de esas cifras hay una sociedad sin lujos pero con las condiciones de alimentación, salubridad y educación que no concuerdan con el cuadro de crisis absoluta que ese periódico vende a sus lectores sobre Cuba.
El diario del grupo PRISA tampoco alcanza a ver la proyección humanista y solidaria de Cuba, que cuenta con más de 41 mil colaboradores de la salud en 68 naciones, a pesar de los documentados planes de EE.UU. para impedirlo, de los que tampoco El País jamás ha dicho una palabra. Y es que no pueden hablar de la filosofía solidaria de un sistema -reconocida por amigos y enemigos de la Revolución, incluyendo medios como The Independent- y mucho menos entender que la actualización del modelo económico cubano no busca -como los recortes de moda en toda Europa- beneficiar a políticos y banqueros, sino que lejos de poner en peligro los logros sociales se propone garantizar su sostenibilidad y permanencia.
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