CALLE 13 NO SE CALLA. ARTISTAS COMPROMETIDOS Y VALIENTES
El perro no murió y siguió la rabia. Álvaro Uribe, el presidente con mayor número de asesinatos, fosas comunes, muertos por narcotráfico, víctimas del paramilitarismo y otras lacras, detenta igualmente el récord de cadáveres entre las guerrillas que operan en Colombia, así como de miembros del ejército, la politica y la policía, ultimados por esos grupos armados cuyas actividades no han cesado en 40 años.
Si la justicia fuera tal, la nación colombiana hubiera asistido al proceso y condena de este ciudadano libre de toda sospecha de inocencia.
Un asesino en serie como este títere del gobierno norteamericano es el único culpable de la sangre que hoy se lamenta en la nación, tras el anuncio de las FARC de haber ejecutado a varios retenidos, se supone que como represalia tras el asesinato de su número 1, Alfonso Cano, cuyo cadáver, expuesto públicamente como trofeo de guerra por el actual presidente Santos, quedaba selañado en la prensa internacional como un símbolo de lo que el poder militar puede lograr.
Lo malo es que las ideas que animan a los miles de combatientes de aquellas organizaciones no se matan con balas, y el drama de Colombia sigue enquistado por un ejército plagado de generales, coroneles y jefes implicados no sólo en múltiples asesinatos, sino como Mafia del negocio de la cocaína, que es el producto al que Santos extrae mayor beneficio económico.
El blanqueo el dinero que se obtiene en EE.UU., primer consumidor del mundo de ese alcaloide, no puede desaparecer así como así. Y Santos lo sabe. Conoce perfectamente cómo, dónde y quienes forman el negocio.
La Corte Penal Internacional, cuyo fiscal ha sido acusado de complicidad en los crímenes de guerra en Libia, mira hacia el dedo que señala la luna cuando se menta el nombre de Uribe.
Así, es imposible la paz, por mucho que senadoras, intermediarios e intelectuales varios traten de mediar entre un ejecutivo manchado de sangre hasta las cejas (miles de profesores, obreros, sindicalistas, periodistas, luchadoras sociales, etc.) y un colectivo de militares voluntarios que forman las dos guerrillas del país.
Podrán mucho las bombas, los ataques aéreos, las muertes de líderes en ambas organizaciones, pero el problema de la democracia sigue sin resolverse. Y en ese terreno, el ejército de Colombia, repleto de fascistas y delincuentes, no muestra ninguna voluntad de diálogo, porque la pistola y el balazo han sido parte de su política.
Y el mundo, llora por tanta muerte, tanto mandatario asesino, tanta juventud entregando su vida en una guerra civil interminable, mientras ese mundo permanece mudo ante un atentado como el que EEUU y la UE cometen actualmente en Siria (y antes en Irak, Libia, Yugoslavia…) contratando a miles de mercenarios que siembran el terror entre la población.
La democracia occidental es el único grupo terrorista al que hay que combatir, con las armas de las ideas, de las palabras, y quien lo crean así, hasta con un fusil. No seré yo el que condene tal decisión.
http://tenacarlos.wordpress.com/
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