A mí me parece bien que se hagan auditorías en todos los entes públicos cuando empieza una nueva legislatura. Y debería ser un requisito legal. Sin embargo, lo que parece de broma es hacerlo a conveniencia de quién gane y como castigo de los que pierden.
El PP desde el 22-M se ha encontrado con una cuota de poder que ya le está empachando y eso que no ha empezado. Y resulta que D. Mariano ha decidido ser D. Pelayo, reconquistar España y salvarnos de los infieles socialistas.
Ahora se trata de que su mayor objetivo –convocatoria de elecciones generales— se lleve a cabo en el mínimo tiempo posible. Y cómo se trata de apretar, pues ahí estamos, todo lo negativo que ocurra, sea lo que sea, desde hoy ha tenido un traspaso de persona, ya no será culpa de Zapatero, porque está en retirada, sino de Rubalcaba, que es quien viene.
Pero no me quiero apartar del tema, y es que en ese objetivo de asfixiar al enemigo, con el poder autonómico que le han dado las urnas, el PP ha decidido hacer auditorías en las autonomías que acaba de ganar y estaban en manos del PSOE:
En primer lugar, como ya he dicho, me parece bien que se hagan, lo que no me parece bien es que se diga y se proclame a los cuatro vientos, ya que puede crear dudas en medios financieros internacionales y es lo que nos faltaba. Se hacen públicas cuando haya resultados que valga la pena publicar. Además está bien hacerlas pero también en las que gobernaba el PP. Porque si hablamos de “austeridad” y se ha gobernado en las autonomías de Murcia, Valencia y Madrid, o en el ayuntamiento de Madrid, que están en la cima de la deuda y el déficit, es tener poca vergüenza y actuar con un sectarismo que no tiene nada que ver con ser austero, sino con ser filibustero, con ser tramposo, porque parece que hay que pillar a los otros y defender a ultranza a los suyos.
Una trampa más que define muy bien lo que quiere el PP. Tratar a España como su finca particular. Hacer y deshacer a su libre albedrío. Exigir austeridad a los demás y no cumplir con los requisitos presupuestarios de déficit público en los entes donde gobierna.
En definitiva, se trata de hacer notar ese poder adquirido en las últimas elecciones con golpes de efecto y con el objetivo de ahogar al adversario, y que este, debido a la presión, al final ceda y adelante las elecciones. Y así estamos.
Luego dirán que están mirando por los ciudadanos. Y somos muchos los ciudadanos que miramos a la Puerta del Sol y a las demás plazas donde todavía se puede respirar la posibilidad de un cambio verdadero y en ello tenemos puestas nuestras esperanzas. Gracias indignados:
Salud y República
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