El número de cárceles privadas está creciendo rápidamente en Estados Unidos, y parece, que para justificar este incremento se ha aumentado a su vez la cantidad de detenidos, utilizando para ello diversos métodos al margen de la ley. Actualmente unos 2 millones de personas están entre rejas en todo el país: la cifra más alta en todo el mundo.
Detras de esta imagen negativa se esconde, como no, un gran beneficio economico para algunos: los dueños de las prisiones privadas, quienes para ganar dinero, no tienen reparo en fomentar la injusticia.
De momento dos jueces han sido ya declarados culpables de recibir millonarias comisiones a cambio de sentenciar pena de carcel por delitos menores, Mark Ciavarella y Michael Conahan.
Según los padres de los adolescentes afectados, el crimen de estos magistrados es el de haber enviado a la cárcel a más de 5.000 jóvenes por pequeños 'crímenes' como una pelea en un autobús escolar o subir a Internet una parodia sobre sus maestros, que de no mediar comision se hubieran saldado con una multa.
Edward, de 17 años, era un estudiante y deportista prometedor cuando fue detenido durante una fiesta. El juez Ciavarella le condenó a 6 meses de prisión. Poco después de salir de la cárcel se suicidó.
Eric Stefansy tenía solo 12 años cuando el magistrado le sentenció a dos años de cárcel por rayar el coche de su madre tras usarlo sin permiso. Otro joven fue encarcelado durante unos meses por tirar un trozo de carne al novio de su madre.
Y el caso de estos dos jueces de Pensilvania no es un hecho aislado. Un reciente informe de la Federación Americana de Empleados Estatales, Distritales y Municipales revela que las corporaciones penitenciarias más grandes de EE. UU. invirtieron centenares de miles de dólares en las campañas de gobernadores, legisladores estatales y jueces para promover sus candidaturas.
De momento dos jueces han sido ya declarados culpables de recibir millonarias comisiones a cambio de sentenciar pena de carcel por delitos menores, Mark Ciavarella y Michael Conahan.
Según los padres de los adolescentes afectados, el crimen de estos magistrados es el de haber enviado a la cárcel a más de 5.000 jóvenes por pequeños 'crímenes' como una pelea en un autobús escolar o subir a Internet una parodia sobre sus maestros, que de no mediar comision se hubieran saldado con una multa.
Edward, de 17 años, era un estudiante y deportista prometedor cuando fue detenido durante una fiesta. El juez Ciavarella le condenó a 6 meses de prisión. Poco después de salir de la cárcel se suicidó.
Eric Stefansy tenía solo 12 años cuando el magistrado le sentenció a dos años de cárcel por rayar el coche de su madre tras usarlo sin permiso. Otro joven fue encarcelado durante unos meses por tirar un trozo de carne al novio de su madre.
Y el caso de estos dos jueces de Pensilvania no es un hecho aislado. Un reciente informe de la Federación Americana de Empleados Estatales, Distritales y Municipales revela que las corporaciones penitenciarias más grandes de EE. UU. invirtieron centenares de miles de dólares en las campañas de gobernadores, legisladores estatales y jueces para promover sus candidaturas.
Estos casos demuestran que en el capitalismo nada se escapa a la primacia de los intereses economicos, ni siquiera la justicia. Asi que los norteamericanos no pueden estar seguros de no acabar en prision si el juez que les juzga ha llenado sus bolsillos con los regalos de las grandes empresas en que se estan convirtiendo las carceles del pais (por supuesto, si eres pobre o de clase trabajadora; si eres rico, seguro que puedes pagar una comision mejor para cambiar el veredicto del juez).
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