Gran Bretaña está envuelta en una polémica a nivel total, con motivos de los rumores que señalan al liberal Cameron, como principal inductor de una reforma sanitaria que podría acabar con el actual sistema de salud (impensable en España), que existe hoy en las islas.
La proyectada reorganización del National Health Service (NHS) está en boca de una inmensa mayoría de ciudadanos, que tiemblan ante la posibilidad de que se imponga un patético “régimen” de estilo americano, que el propio Obama ha sido incapaz de mejorar, a pesar de todas las promesas que hizo durante su campaña.
Escoceses, norirlandeses, galeses e ingleses son hoy víctimas de esa película terror que significaría un giro de 180º en la asistencia pública, propuesto por el primer ministro. Oliver Stone tendría que revisitar su célebre documental “Sicko”, en el que mostraba las indudables ventajas del sistema sanitario británico, que no sólo cubre la atención médica de los ciudadanos, sino que financia todas las operaciones e intervenciones odontológicas o oculares, que en España, por ejemplo, ha de pagar el propio afectado.
Un diario de Los Angeles publicaba esta reflexión: “Pregunte a un británico que describa en pocas palabras cual es el grado de atención médica de un ciudadano en los Estados Unidos, y escuchará un catálogo de horrores que incluyen la mala gestión y los aberrantes costos que ha de abonar una persona con problemas. EEUU mantiene un sistema de salud privado que únicamente favorece a los ricos. Para un pueblo como aquel, acostumbrado a la asistencia sanitaria gratuita para todos, independientemente de sus ingresos, el hecho de que millones de sus parientes al otro lado del Atlántico no detenten un seguro público y no puedan permitirse un trato digno, es más que una farsa; es como una tragedia“.
Pero sólo el laborismo más radical (no precisamente el de Tony Blair) advierte que el futuro, igualmente sombrío, puede esperar a los británicos, si el plan del gobierno para dar más poder a las empresas privadas de salud, introduciendo más competencia en el SNS, tiene éxito. La privatización a escondidas, dicen algunos diputados de izquierda.
“No vamos a vender el NHS, no vamos a estar avanzando hacia un régimen de seguros privados, no vamos a introducir un sistema de estilo americano,” aseguraba el primer ministro, David Cameron, en un discurso televisado a nivel nacional la semana pasada.
La negativa es la mejor prueba de que el inquilino del 10 de Downing Street está mintiendo desacaradamente, utilizando casi idénticas expresiones de la madrileña Esperanza Aguirre, cuyo plan de salud en la comunidad está terminando con el sistema sanitario público.
Recuerdo a dos de mis hermanas, en sus años de estudio y trabajo en Londres, alabando el NHS británico con el mismo entusiasmo con el que aplaudían a Cat Stevens. Los emigrantes españoles que allí trabajan serán también el sector laboral más afectado por ese posible “american health system”, en las antípodas de cómo de debe proteger a la ciudadanía en una verdadera democracia.
http://tenacarlos.wordpress.com/2011/06/13/los-britanicos-tienen-panico-a-que-se-imponga-en-las-islas-el-sistema-de-salud-norteamericano/
Recuerdo a dos de mis hermanas, en sus años de estudio y trabajo en Londres, alabando el NHS británico con el mismo entusiasmo con el que aplaudían a Cat Stevens. Los emigrantes españoles que allí trabajan serán también el sector laboral más afectado por ese posible “american health system”, en las antípodas de cómo de debe proteger a la ciudadanía en una verdadera democracia.
http://tenacarlos.wordpress.com/2011/06/13/los-britanicos-tienen-panico-a-que-se-imponga-en-las-islas-el-sistema-de-salud-norteamericano/
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