Rodrigo Rato es un personaje presumido, con un prestigio inmerecido ganado cuando fue Ministro de Economía con Aznar. Le han largado de Bankia, obligado por su mala gestión. Dicen que un toque desde las altas esferas le ha hecho dimitir, a la fuerza. O sea que le han cesado, aunque lo intenten disimular.
Y es que aquel ministro que consiguió su fama vendiendo empresas públicas de primera magnitud y basando toda la recuperación en crear la burbuja inmobiliaria, hoy ha sido defenestrado.
El mismo personaje que, sin saber cómo ni por qué, salió del FMI, por la puerta de atrás –probablemente por no ser capaz de prever la crisis económica—, y que entró en Caja Madrid como si fuera el mesías, hoy después de una labor lamentable, que ha hecho de Bankia un banco con una situación desastrosa, ha tenido que largarse con viento fresco y dejar que otros puedan reconducir el barco, antes de que se hunda como el Titanic.
Precisamente, hoy, se ha sabido que Bankia necesita un rescate que costará al erario público la friolera de entre 7.000 y 10.000 millones de euros (recordemos que la última rebaja en Sanidad y Educación, que han supuesto recortes vergonzosos, ha sido de 10.000 millones de euros). Esta es la última mentira –hasta ahora— de Rajoy que juró, perjuró y prometió que él no daría dinero público a la banca.
Este mito falso, este exministro engreído, ha quedado desenmarcarado, un bluf que apostó por la economía del ladrillo cuando era ministro, que no fue capaz de prever la crisis cuando era director del FMI, y que ha medio hundido a Bankia, hoy nos ha dejado una propina que debemos pagar todos, mientras que se irá con una jugosa indeminización. Recordemos que hasta hace dos meses cobraba 2,3 millones de euros anuales, aunque desde febrero cobra la ‘miseria’ de 600.000 euros.
Otra más de la gente pepera. Este personaje, que pasó por un lumbreras, hoy nos ha provocado un pellizco de 10.000 millones de dinero público, mientras él, sin el menor perjuicio se marcha a casa, tan campante.
Y es que ya se sabe, cuando se hunde el barco, los primeros que lo abandonan son ‘los ratos’.
Salud y República
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