Álvaro Longoria realiza un documental comprometido que quiere involucrar al espectador |
En 1975 murió Franco. Además, en nuestro país, ocurrieron muchas más cosas, por ejemplo, la vergonzante cesión que se realizó de los territorios propios en el Sáhara a Marruecos y Mauritania, en lugar de a las fuerzas nacionalistas que tenían la intención de construir un nuevo país. Marruecos y Mauritania, que no tenían vínculos anteriores con esa tierra, invaden militarmente dichos territorios. Así, como levantamiento ante la invasión de su país, nace la lucha del Frente Polisario. En 1979 Mauritania abandona la guerra y devuelve los territorios que habían ocupado al Frente Polisario creándose en ellos la República Árabe Saharaui Democrática. Con Marruecos no hay avance. En 1991, por mediación de las Naciones Unidas se alcanza un alto el fuego y se organiza un plan de paz por el que se acuerda la celebración de un referendum que decida el destino del territorio saharaui. Una consulta que aún no se ha llevado a cabo. Mientras, la población saharaui vive dividida entre los campos de refugiados de Argelia y el territorio ocupado por Marruecos donde son frecuentes y continuas las violaciones de los derechos humanos tales como las detenciones ilegales, torturas y desapariciones de personas, así como un fuerte bloqueo informativo. El pueblo saharaui lleva ya esperando 37 años para poder volver a su tierra. Para contarnos ese contexto, reflejar la situación actual del Sáhara Occidental y, sobre todo, darnos una visión de la forma de actuar de la diplomacia internacional con este asunto, el director Álvaro Longoria ha realizado el documental Hijos de las nubes. La última colonia que se proyectó en la Sección Documentales del Festival de Málaga Cine Español . No es un trabajo descafeinado, sino que profundiza en las causas y nos muestra sin paños calientes cómo las potencias occidentales, especialmente Francia y Estados Unidos, se desentienden del problema, pues en la política exterior de esos países priman los intereses económicos sobre los principios éticos y los derechos humanos. El documental, a través de entrevistas, material de archivo y un poco de acción sobre el trabajo del propio equipo, analiza el pasado, muestra el presente y pone su mirada en el futuro del Sahara. Es clara la intención de informar al espectador, pero también la de involucrarlo para que se movilice y pueda servir de elemento de presión social ante la diplomacia internacional.
En Hijos de las nubes se observa el proceso por el que fue pasando el equipo de la película y las dificultadas que tuvieron para que la gente hablase. Han realizado más de setenta entrevistas durante cuatro años, sin embargo, nadie en Marruecos quiso hablar con ellos y otros muchos muestran sus reticencias, negativas y recursos dilatorios para no hacerlo. Cuenta su director que cuando consiguieron que hablara Felipe González empezó a resultarle más sencillo realizar otras entrevistas que se habían estancado. Hubo intentos de hablar con el gobierno de Zapatero, pero varios ministros que dijeron que lo harían, al final no lo cumplieron. Lo cierto es que el Sahara es un tema incómodo y del que muy pocos de los entrevistados hablan con total sinceridad. Con la cámara apagada hablaban más, dice su director. En el documental queda muy claro que los franceses no quieren molestar a Marruecos y que no desean que se pueda abrir la caja de Pandora. Es sorprendente algunas de las declaraciones, muy pocas, que nos cuentan la realidad sin ambages, con palabras directas, sin esconder nada. Pero las que más abundan son las de los otros, los que juegan a hacer malabares con sus frases. La película documental está protagonizada y producida por Javier Bardem, y se sirve del tirón del actor para llegar a lugares de otra forma no alcanzaría. Bardem visitó por primera vez los campos de refugiados saharauis en 2008. Desde entonces ha trabajado por dar a conocer mundialmente este conflicto olvidado por muchos y nos ha mostrado su postura rotunda como claro defensor de los derechos del pueblo saharaui. No ha dudado en acudir a la diplomacia internacional para que intervenga en defensa de los derechos humanos y medien en una solución pacífica y justa. La decisión de que el hilo conductor sea el viaje de Bardem viene dada por el deseo de su director de acercar el problema a todos los públicos. Cuando alguien ajeno se plantea el conflicto que vive el pueblo saharaui, le pasa como le ocurrió al propio equipo cuando llegó al campamento de refugiados, por eso querían contar en primera persona la realidad que habían vivido.
Hijos de las nubes es un documental cargado a partes iguales de política y humanidad, que nos habla de un drama que sufren personas reales que tienen una vida terrible. Es una petición a los democracias internacionales para que no se queden de brazos cruzados, que no pongan más obstáculos y se decidan a intervenir para que se haga lo justo y lo correcto en el Sahara. La situación tiene que cambiar, no se puede permitir que Marruecos siga en un territorio sobre el que ningún país le reconoce soberanía alguna.
Cuando le preguntan Álvaro Longoria si hay motivos para la esperanza, responde que sobre el tema de la autodeterminación no hay movimientos, pero que él sí que ve un avance en la presión sobre los Derechos Humanos y confía en que haya un cambio en breve. Mirando a largo plazo confiesa que todo puede pasar, que nada se sabe. Francia es un aliado indiscutible de Marruecos en este tema y tiene derecho de veto en Consejo de Seguridad de la O.N.U. Esa alianza no se va romper si el pueblo francés no presiona a sus dirigentes.
Por cierto, hay que destacar que todos los beneficios que produzca Hijos de las nubes se dedicarán a la causa humanitaria en el Sahara.
En Hijos de las nubes se observa el proceso por el que fue pasando el equipo de la película y las dificultadas que tuvieron para que la gente hablase. Han realizado más de setenta entrevistas durante cuatro años, sin embargo, nadie en Marruecos quiso hablar con ellos y otros muchos muestran sus reticencias, negativas y recursos dilatorios para no hacerlo. Cuenta su director que cuando consiguieron que hablara Felipe González empezó a resultarle más sencillo realizar otras entrevistas que se habían estancado. Hubo intentos de hablar con el gobierno de Zapatero, pero varios ministros que dijeron que lo harían, al final no lo cumplieron. Lo cierto es que el Sahara es un tema incómodo y del que muy pocos de los entrevistados hablan con total sinceridad. Con la cámara apagada hablaban más, dice su director. En el documental queda muy claro que los franceses no quieren molestar a Marruecos y que no desean que se pueda abrir la caja de Pandora. Es sorprendente algunas de las declaraciones, muy pocas, que nos cuentan la realidad sin ambages, con palabras directas, sin esconder nada. Pero las que más abundan son las de los otros, los que juegan a hacer malabares con sus frases. La película documental está protagonizada y producida por Javier Bardem, y se sirve del tirón del actor para llegar a lugares de otra forma no alcanzaría. Bardem visitó por primera vez los campos de refugiados saharauis en 2008. Desde entonces ha trabajado por dar a conocer mundialmente este conflicto olvidado por muchos y nos ha mostrado su postura rotunda como claro defensor de los derechos del pueblo saharaui. No ha dudado en acudir a la diplomacia internacional para que intervenga en defensa de los derechos humanos y medien en una solución pacífica y justa. La decisión de que el hilo conductor sea el viaje de Bardem viene dada por el deseo de su director de acercar el problema a todos los públicos. Cuando alguien ajeno se plantea el conflicto que vive el pueblo saharaui, le pasa como le ocurrió al propio equipo cuando llegó al campamento de refugiados, por eso querían contar en primera persona la realidad que habían vivido.
Hijos de las nubes es un documental cargado a partes iguales de política y humanidad, que nos habla de un drama que sufren personas reales que tienen una vida terrible. Es una petición a los democracias internacionales para que no se queden de brazos cruzados, que no pongan más obstáculos y se decidan a intervenir para que se haga lo justo y lo correcto en el Sahara. La situación tiene que cambiar, no se puede permitir que Marruecos siga en un territorio sobre el que ningún país le reconoce soberanía alguna.
Cuando le preguntan Álvaro Longoria si hay motivos para la esperanza, responde que sobre el tema de la autodeterminación no hay movimientos, pero que él sí que ve un avance en la presión sobre los Derechos Humanos y confía en que haya un cambio en breve. Mirando a largo plazo confiesa que todo puede pasar, que nada se sabe. Francia es un aliado indiscutible de Marruecos en este tema y tiene derecho de veto en Consejo de Seguridad de la O.N.U. Esa alianza no se va romper si el pueblo francés no presiona a sus dirigentes.
Por cierto, hay que destacar que todos los beneficios que produzca Hijos de las nubes se dedicarán a la causa humanitaria en el Sahara.
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