Este hombre es Carlos Dívar. El presidente del Consejo General del Poder Judicial. O sea el gran jefe del tercer poder del Estado: la Justicia.
Ahí le tienen, más chulo que un ocho, dándoselas de buen cristiano, buena gente y poniendo siempre cara de bueno.
Bueno, pues después de una denuncia de un vocal del poder judicial, Gómez Benítez, el fiscal ha abierto una investigación. Porque el vocal ha acusado a Dívar de pasar gastos de viajes particulares de fin de semana a Puerto Banús. La friolera de 20 fines de semanas largas (las famosas semanas caribeñas que van de martes a jueves y se descansa de viernes a lunes), en los últimos tres años.
Entre los gastos que ha pasado ‘el buen señor” están los del viaje en avión o en AVE, los de tres coches a su servicio en Marbella con siete escoltas todos los días, además de comidas en los mejores y más caros restaurantes del lugar y en hoteles de cinco estrella. Total, una fruslería de 18.654 euros.
Carlos Dívar, como hobby, escribía en la revista de la Hermandad del Valle de los Caídos, un panfleto fachorro a más no poder, donde aprovecha para desplegar su pensamiento ultracatólico y ultraderechista. Allí, en una sección llamada Altar Mayor escribía cosas como éstas:
“Siempre que se oye la voz del Papa el respeto debe ser absoluto. La asistencia del Espíritu Santo le acompaña en todo instante, y aun en aquellos casos en que por la condición humana pudiera equivocarse, existen muchas más posibilidades y probabilidades de error en los críticos que en la palabra de Juan Pablo II; en cualquier caso, los católicos, obedeciendo al Papa, nunca nos equivocamos.”
Otra de sus frases lapidarias es:
“Me fío más de la Justicia divina que de la humana, porque ésta última es subjetiva”
¿No da miedo tener a un fanático al frente de uno de los poderes del Estado? ¿Qué pensaríamos si ese fanatismo fuera de otra religión, por ejemplo, el Islam? Supongo que cuando juzgue él, se aplicará el cuento y entonces le pedirá al Padre eterno que le diga cuál es el veredicto, ¿o acaso él se cree la única persona que es objetiva?
En otra parte de su artículo en la revista de la Hermandad, dice:
“Ante las graves formas de injusticia social y económica, así como de corrupción política que padecen los pueblos y naciones enteras, aumenta la indignada reacción de muchísimas personas oprimidas y humilladas en sus derechos fundamentales, y se difunde y agudiza la necesidad de una renovación personal y social capaz de asegurar Justicia, solidaridad, honestidad y transparencia.”
Pero, ¿se ha mirado este tipejo en el espejo? ¿Acaso tiene bula y él puede hacer lo que hace y además condenar a los demás? ¡Hipócrita!
No busquemos marear la perdiz, que ya está bien la broma. Aquí no hay término medio. Si esta información, como parece, es cierta, tiene que dimitir por corrupción. No valen investigaciones largas. La cosa es muy rápida. Que presente las facturas correspondientes de los 20 viajecitos a Marbella y que demuestre que iba en viaje oficial. Simplemente eso. Ni más ni menos. Y a partir de ahí, si no lo hace, la denuncia al Tribunal Supremo y él a su casa. Dimisión inmediata y que le procesen.
Por cierto que este personaje es el que presidía el Tribunal que condenó a Garzón. Ahora se puede entender su conexión con la famosa Hermandad. Esto sí que es a Dios rogando y con el mazo dando. Y encima va por la vida de personaje ejemplar.
Está aforado y es amiguete de Torres-Dulce, así es que veremos si este caso pasa al Tribunal Supremo, o, se queda en otra anécdota.
Habría que aprovechar este caso y solicitar, ya, que estos organismos tan cerrados y poco transparentes, como son los judiciales, saquen sus cuentas a la luz pública, para poder controlar que nuestro dinero, el dinero público se gasta bien, y no como parece haber ocurrido.
Salud y República
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