Por Nestor Guadaño
Cada 9 de Mayo la mayoría de la población de la antigua Unión Soviética, recuerda esta fecha, aniversario de la victoria sobre el nazismo y sus aliados. Para la mayoría de los trabajadores del resto del mundo, es una fecha desconocida. Hoy parece una conmemoración lejana. Pero a los ojos de un trabajador explotado, es muy cercana y constituye una celebración de plena actualidad. El nuevo fascismo de este siglo, no necesita de engendros tipo Hitler para destruir a la clase obrera. El imperialismo ha creado una vasta red de lacayos a sueldo que silencian los acontecimientos que demostraron que otro mundo, ajeno al actual de explotación del hombre por el hombre, del sistema de esclavitud asalariada, es posible.
El pueblo soviético
Porque fue el pueblo soviético quien liquidó a la bestia parda fascista. Pero en el mundo donde domina el imperialismo, la mayoría de las publicaciones que escriben sobre los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, tratan de silenciar aquella incomparable gesta. Arrancar de la memoria los verdaderos hechos históricos, es un arma estratégica de los herederos del Fascismo Europeo: las dictaduras burguesas parlamentarias surgidas al amparo de la Guerra Fría, los monopolios armamentísticos que imponen la OTAN, los gobiernos mafiosos surgidos tras la destrucción de la URSS, las corporaciones imperialistas que dominan la ONU, todos buscan amedrentar a los trabajadores que si no hacen sus designios puede venir otro Hitler.
Pero la mayoría de los trabajadores conscientes del mundo reconocen que los políticos de entonces, estimaban como un mal menor al fascismo, esperando durante cuatro años que los nazis destruyeran la Unión Soviética, y solamente cuando en 1944, la mayoría del suelo soviético había sido liberado, crearon un segundo frente para impedir que la URSS, liberase toda Europa.
En 1941, tras ocupar los países europeos, Alemania militarizó toda su economía; casi 6 mil 500 empresas de esos países servían a la Wehrmacht hitleriana; tomó las armas y el material de guerra de 180 divisiones francesas, belgas, holandesas, noruegas, británicas y checoslovacas. Sólo en Francia capturaron 4,930 tanques y vehículos blindados y 3 mil aviones. Con la pasividad de los EEUU y el resto de las burguesías del mundo, especularon con la destrucción de la URSS. Para ello el 21 de Junio de 1941, las fuerzas del Eje lanzaron un ataque demoledor, 190 divisiones (5 millones 500 mil soldados), disponiendo de más de 47 mil cañones y morteros, unos 4,300 tanques y cañones autopropulsados y hasta 5 mil aviones. El enemigo tenía una superioridad triple, cuádruple y aún mayor sobre las tropas soviéticas.
El objetivo era acabar con la clase obrera soviética. Los nazis tenían una única orden respecto a la población soviética: la aniquilación total para colonizar sus tierras. La invasión de la URSS, fue para los trabajadores soviéticos una lucha por la supervivencia. Por eso se llamó la “guerra patria”. Una guerra total contra la barbarie, por la defensa de un estilo de vida, totalmente diferente al que le quería imponer el fascismo. Donde la libertad de la clase obrera fue un arma arrojadiza, que abrió los ojos a muchos pueblos en lucha, ejemplo para los naciones colonizadas, que hizo mella en el resto de los trabajadores del mundo. Franceses, ingleses, alemanes, vieron en el pueblo soviético los únicos que pararían a los señores de la guerra, a los aliados de los banqueros, industriales, mercaderes y esclavizadores de los trabajadores. Hoy esta hazaña del pueblo soviético por más que quieran ocultar, es imborrable. Fue una guerra de toda la población, mujeres, hombres, ancianos, niños, en el frente, en la retaguardia alemana, en las fábricas rehechas tras los Urales, en los hospitales de sangre de las ciudades acorraladas, en las donaciones voluntarias para crear proyectiles, en las horas extras voluntarias de trabajo. Es uno de los más hermosos ejemplos dados por una clase obrera para su libertad.
El sistema social soviético
Cuando un sistema social es fruto de las aspiraciones fundamentales de la población, apoya a su forma de gobierno, vive mejor que en el pasado, y tiene futuro de prosperidad en su existencia, como sentía la población soviética de los años cuarenta, la libertad de su elección de apuesta por el socialismo, era un jalón sin precedentes en la historia de la humanidad. El sistema idealista del imperialismo, no cuenta con la población, se arroga pensar por ella, les dice lo que tienen que pensar y en determinadas ocasiones las lanza al matadero de la guerra. Esta enseñanza esta muy presente hoy, cuando asistimos a las escabrosas guerras del imperialismo (Afganistán, Irak, Líbano, Israel, Libia, etc.) para imponer a los pueblos la dependencia de la mayoría de la población a la oligarquía mundial financiera.
Pero en 1941, al no haber podido destruir al Estado Soviético, creyó que mediante las armas lo conseguirían, y otra vez, no tuvieron en cuenta el sistema social soviético y su defensa por parte de las mujeres y hombres, que comprobaban su pujanza y su superior desarrollo frente al capitalismo. Y he ahí, la grandeza de la hazaña del pueblo soviético, ahí radica justamente esta lección universal, su confianza en el futuro en el comunismo. Por muchas pérdidas que tuvieron en material y en personas. Por más que el terror desplegado por los nazis para amedrentar a la población (miles de aldeas soviéticas fueron quemadas con sus habitantes dentro), nadie dudó de que el Ejército Rojo vencería.
Y así fue. Bajo la dirección del Partido Comunista, lograron detener el avance de los agresores nazis y aniquilar el grueso de su poderío militar. Ya en los primeros días de la guerra los fascistas comenzaron a sentir los golpes que el Ejército Rojo les propinaba. En todos los sectores los combatientes opusieron una tenaz resistencia al enemigo. A finales de septiembre de 1941 los alemanes habían perdido 213 mil hombres entre muertos, heridos y desaparecidos. El ejército soviético sostenía una titánica lucha contra los agresores fascistas, en un amplio frente que se extendía desde el Mar de Barents hasta el Mar Negro. En la batalla de Moscú, fueron derrotadas 50 divisiones del enemigo, ascendiendo sus bajas a más de 800 mil efectivos, se desmintió el mito de la “invencibilidad” de la Wehrmacht fascista y fueron desbaratados los planes de la “guerra relámpago” concebidos por el alto mando hitleriano.
Desde ese momento, los jalones de la victoria soviética fueron incuestionables. El triunfo de las tropas soviéticas en Stalingrado (Esta batalla fue sin duda la más crucial, pues produjo un viraje radical en el curso de la guerra) demostró que la Unión Soviética por si sola era capaz de vencer a la bestia parda. Un millón de tropas se enfrentaron, perdiendo los nazis una fuerza de 330 mil hombres, provocandoles una verdadera catástrofe. Durante la batalla de Kursk, en 1943, las fuerzas armadas soviéticas arrebataron al mando nazifascista la iniciativa estratégica y la mantuvieron hasta el fin de la guerra. En el verano de 1944, el ejército soviético ya había derrotado más de 370 divisiones de nazis, que contaban con un total de 5,5 millones de efectivos.
Durante más de un año, 7 millones de soldados soviéticos sostuvieron encarnizados combates en territorio de países extranjeros para liberarlos de los opresores nazis. Se llevaron a cabo más de 20 importantes operaciones estratégicas, que tanto significaron por su desenlace como las de Jassy-Kishiniov, la del Vístula-Oder, Budapest, Belgrado, Viena, Berlín y Praga. Los soldados soviéticos sostuvieron casi 9 meses de encarnizadas batallas para liberar Polonia, tomando parte en ellas más de 3 millones 500 mil hombres. Combatió hombro con hombro con ellos el ejército polaco. Fueron derrotadas más de 170 divisiones de la Wehrmacht. Con ayuda de la URSS, Polonia recuperó sus tierras ancestrales, quedando restablecidas las fronteras justas a lo largo del Oder, el Neisse y el Báltico.
En septiembre de 1944 el ejército soviético dio fin a la liberación de Bulgaria. Ésta salió de la guerra como aliada de Alemania y quedó protegida su soberanía. En octubre de 1944, 300 mil combatientes soviéticos, junto con el Ejército Popular de Liberación de Yugoslavia, participaron en la operación de Belgrado, que terminó el 20 de octubre con la liberación de la capital del país, Belgrado. La entrada de las tropas soviéticas en Bulgaria y Yugoslavia obligó al mando hitleriano a retirarse de Grecia y Albania.
Los combatientes soviéticos sostuvieron 6 meses de ensangrentados combates para liberar Hungría. A raíz de las operaciones de Debrecen, Budapest y del Balatón, Hungría quedó libre. En estas acciones tomaron parte más de un millón de efectivos soviéticos. En septiembre de 1944 Finlandia salió de la guerra, y las tropas soviéticas le ayudaron a expulsar las tropas nazis de una parte de su territorio. En octubre del mismo año, el ejército soviético liberó las zonas siderales de Noruega, en abril de 1945, los territorios orientales de Austria y su capital, Viena. Fueron especialmente sangrientas las batallas que se sostuvieron para liberar Checoslovaquia y las zonas orientales de Alemania. En la batalla de Checoslovaquia participaron más de dos millones de soldados soviéticos, quienes derrotaron 122 divisiones enemigas y tomaron prisioneros a un millón 200 mil soldados alemanes.
En el curso de la contienda, fueron derrotadas en total 607 divisiones de la coalición hitleriana, tres cuartas partes de su aviación, de sus tanques y piezas de artillería y más de 2 mil 500 buques. Para resarcirse de estas pérdidas, los nazis tuvieron que trasladar 268 divisiones desde los países de Europa Occidental al frente oriental. De no haber sido derrotadas el grueso de las fuerzas nazis en el frente soviético, que era el principal de la guerra pues en ella se encontraban más del 80 por ciento de las tropas de Alemania y de sus satélites, habría sido imposible el desembarco de Normandía y las escasas batallas que tuvieron lugar en Europa Occidental.
La batalla de Berlín
El 16 de Abril de 1945, comenzó el ataque a Berlín por parte del Primer Frente Bielorruso al mando del Mariscal de Campo Georgi Zhukov, y del Primer Frente Ucraniano al mando del Mariscal de Campo Iván Koniev. Ubicados a 80 kilómetros al este y 120 kilómetros al sur de Berlín, respectivamente. Atacaron con ocho mil cañones a través de una cortina de humo, reflectores antiaéreos para cegar al enemigo y ejércitos compuestos por un total de 750.000 hombres.
Alemania había puesto todos sus recursos en defender la entrada de la ciudad. El mando lo ostentaba Gotthard Heinrici, quien mediante una contraofensiva logró hacer retroceder, aunque no definitivamente, el ala de Zhukov. Los tanques alemanes y cañones antiaéreos del 88 convertidos en anticarros, diezmaron los primeros ataques de los blindados y de la infantería soviética, pero el último de los cordones defensivos alemanes fue destrozado el 18 de abril. El 20 de abril de 1945, el Ejército Rojo alcanzó Berlín; el frente de Zhukov rodeo la capital por el este y noreste, mientras que las fuerzas de Koniev por el norte.
Dos días más tarde del cerco, Adolf Hitler aceptó la derrota hacia el 24 de abril. Berlín cercada, no podía recibir refuerzos, pero con una crueldad sin precedentes en la historia, ordenó masacrar a su pueblo, prohibiendo a la población rendirse y asesinando la GESTAPO a miles de soldados y civiles por no luchar contra el “enemigo”. Así la toma de la ciudad fue especialmente sangrienta. El mejor testimonio de su captura, es la serie “Liberación”, inédita prácticamente en Occidente, película soviética que en sus dos últimos capítulos retrata fielmente lo que fue el infierno de la “Batalla de Berlín”.
En la operación de Berlín, combatió un total de 2 millones 500 mil soldados soviéticos, así como 2 ejércitos polacos. A raíz de esta operación fueron derrotadas 70 divisiones de infantería, 23 blindadas y motorizadas y gran parte de la aviación de la Wehrmacht. Cayeron prisioneros unos 480 mil soldados y oficiales alemanes. Así, después de seis años de guerra y 60 millones de muertes, los alemanes capitulan incondicionalmente el 8 de mayo de 1945.
Fue alto el precio que pagaron los combatientes soviéticos por la liberación de los países europeos. Las bajas totales ascienden a más de 3 millones de soldados, incluido más de un millón de muertos. La Unión Soviética y sus fuerzas armadas no sólo desempeñaron un papel decisivo en la liberación de los pueblos del fascismo, sino que, además, contribuyeron con su hazaña a que otros recuperaran su democracia, hecha pedazos por las tropas invasoras nazis.
La importancia del Partido Comunista Bolchevique
Centenares de miles de experimentados bolcheviques cayeron por la liberación de la humanidad. Este ejemplo es un orgullo para la clase obrera. Recordamos al increíble pueblo soviético. Pero también, la clase obrera soviética puso en tensión a sus mejores luchadores: su Partido Comunista.
En el mundo de aquellos años, los bolcheviques eran militantes comunistas provenientes principalmente de las fábricas, educados en las universidades obreras, y que surgieron, aprendieron, y se forjaron de las aldeas rurales a los colectivos dirigentes de los complejos industriales. Dos generaciones educadas en el marxismo-leninismo, en el materialismo dialéctico como desarrollo integral del concepto filosófico, para solucionar las contracciones sociales y económicas. Años de combates contra los “Kulaks” (campesinos ricos, kulak quiere decir puño en ruso); esforzados camaradas que lucharon contra el revisionismo trotskista, atrayéndose a la organización a los miembros más lúcidos de los sectores pequeñoburgueses y anarquistas; aquella Joven Guardia Roja que educada en el Marxismo Leninismo y el Internacionalismo Proletario, comprendieron el auténtico Derecho de Autodeterminación de los Pueblos, avanzando en la construcción de la Unión Soviética, uniendo a los pueblos y su clase obrera; aquellos chequistas, que desenmascararon durante años, los intentos de destrucción del Estado Soviético, tanto en clomplots internos como externos.
Mujeres y hombres que no querían otra sociedad, como la socialista y su modo de entender las relaciones humanas, libre de la explotación del ser humano por otro. Por su recuerdo por el ejemplo de su vida, es importante celebrar este 9 de Mayo, y para todos nosotros, divulgarlo entre los trabajadores, es un derecho y un deber. Para que no se olvide, y se repita, que la lucha contra el fascismo es una lucha también contra el imperialismo que lo engendró. Recordemos que el imperialismo, realizó todas las intentonas para destruir el régimen social soviético. Primero la revolución con la guerra civil, después creó la contrarrevolución externa, más tarde compró aliados revisionistas, provocó otra guerra mundial, enfrentó a los pueblos por su independencia, y por último acabó con el partido comunista desde dentro.
Dramática historia de la URSS, y a la vez feliz encuentro con la vida para los millones de ciudadanos soviéticos que disfrutaron de aquellos años. Que hicieron del socialismo un mundo de libertad sin parangón en la historia, y que demuestran que cuando un pueblo se pone, todos juntos, logran las más increíbles gestas humanas. Haciendo posible por unas décadas haber roto las cadenas de la burguesía.
Pero también, es un mensaje de alerta a los trabajadores del mundo. La única posibilidad de hacer avanzar a la Humanidad es con una sociedad más justa y más libre. La inevitabilidad de la construcción del socialismo como única salida a la sociedad capitalista, y extirpar de raíz la lacra del imperialismo. No hay términos medios, porque la bestia parda fascista, surgirá del capitalismo en cualquier momento, cuando su poder dictatorial sea amenazado.
¡VIVA EL 9 DE MAYO Y LA VICTORIA DE LA CLASE OBRERA SOVIÉTICA!
¡APOYEMOS LA RECONSTITUCIÓN DE PARTIDOS COMUNISTAS MARXISTAS LENINISTAS EN EL MUNDO!
¡VIVA EL COMUNISMO, Y EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO!
La clase obrera sovietica eran esos millones de trabajadores exterminados por el COMUNISMO STALINISTA.
ResponderEliminarEn cuanto a esta entrada, podría titularse UNOS CARNICEROS ACABAN CON OTROS CARNICEROS MAS DÉBILES, única acción por la que tratan de pasar a la historia como benefactores de la humanidad, cuando en términos absolutos produjeron el exterminio mayor que ha conocido el siglo XX.
Un saludo.
Seguro que tú preferías que no se hubiera acabado con el fascismo, para tener alguna posibilidad de asomar la cabeza en algún gobierno local, regional, etc como ocurría con Franco y no tener que estar cobijados bajo las alas del PP como ocurre en la actualidad. Como dice la entrada: Arrancar de la memoria los verdaderos hechos históricos, es un arma estratégica de los herederos del Fascismo Europeo.
ResponderEliminarEsos carniceros que tú dices acabaron con la agresión nazi, por eso yo les estaré eternamente agradecido, al igual que el 99% de la población mundial.
Un saludo.
Lo dicho unos carniceros que acabaron otros carniceros.
ResponderEliminarCobijados bajos las alas del PP??????. ¿De verdad piensas lo que dices???.
Bien sabes tu a que autobús es preciso subirse si se quiere llegar a puesto electo.
La población mundial estaría muy agradecida de terminar con los NAZIS, no de que esos mismos EXTERMINARAN A MILLONES DE TRABAJADORES con la EXCUSA DE LA REVOLUCIÓN.
Un saludo.