En la primera legislatura de Gallardón como alcalde destinó los dineros de las próximas dos generaciones de madrileños al fomento del coche por la vía (ilegal) de llamar calle a una autopista, ampliarla y enterrarla (la M-30). Como mientras ejecuta su política insostenible económica y ecológicamente le gusta ser el más dialogante y el más chupi-verde molón, convocó a los colectivos ciclistas de Madrid para, con otros, elaborar un Plan de Movilidad Ciclista para Madrid bastante positivo.
Así que en 2007 prometió que en Madrid no habría más grandes obras (y así ha sido: lo único que ha hecho a es pasar su despacho de la Plaza de la Villa a Cibeles: ha sido muy caro, pero sin duda era una prioridad para los madrileños). Pero como una de las cosas que más transforman una ciudad por menos dinero es el fomento de la bicicleta como medio de transporte anunció para la legislatura que ahora termina que implantaría ese Plan Ciclista de la legislatura anterior. Dicho y muerto. Anunció un proyecto de alquiler municipal de bicicletas llamado pomposamente MyBici (sólo para un par de céntricos distritos: los más turísticos) y un par de días antes de ponerlo en marcha lo retiró: no había dinero. Paralizó todo el resto del plan ciclista, pero se anotó unos cuantos kilómetros de carril bici nuevo.
En Serrano, por ejemplo. Serrano es una calle del Barrio de Salamanca. Ésta es la acera de la calle Serrano tras su remodelación (foto de En Bici por Madrid):
Si os fijáis, veréis que a la derecha de la acera hay una franja que está dispuesta en perpendicular al resto de la acera: la que está a la derecha de los arbolitos y las papeleras. Eso es para Gallardón un puñado de kilómetros de carril bici que recorren Serrano. En los últimos meses ha pintado una línea negra en uno de sus bordes para que resulte evidente la apuesta ciclista del regidor. Ni por esas.
Un carril bici por Serrano me venía bastante bien cuando voy al trabajo en bicicleta. Y al ver que el Ayuntamiento se apuntaba esos kilómetros decidí probarlo. Imposible. Si antes de la línea negra nadie era capaz de descubrir que eso era lo que Gallardón cuenta como carriles bici, después todo el mundo daba por hecho que a partir de la línea negra es donde hay que dejar aparcadas las motos y los cubos de basura.
Ayer por la mañana Gallardón volvió a prometer lo mismo, los mismos kilómetros de bici, el mismo proyecto MyBici. Se hizo la misma foto que se hace cada año por el día de la bicicleta (con una bici eléctrica siempre) y volvió a recitar el amable discurso a favor de una movilidad sostenible.
Cuando por la noche en el debate municipal que hubo en Telemadrid, Ángel Pérez (el candidato de IU al Ayuntamiento) propuso zonas concretas de calmado de tráfico, propuestas concretas de carriles bici de verdad, etc… Gallardón sacó un gráfico en el que explicaba cuántos kilómetros decía que había hecho él de carril bici: es cierto que los que no son como el de Serrano son un itinerario muy majo para hacer deporte pero paupérrimo para fomentar la bici como medio de transporte (el llamado ‘anillo verde ciclista’) pero todos ellos suman kilómetros para un debate y fomentan su imagen modernilla.
Quien viera ayer el debate sacó varias conclusiones (todas positivas para la expectativa electoral de IU, por cierto). La más evidente fue que Gallardón es sólo un personaje que ni siquiera busca actor. No le importa si lo que dice es verdad o mentira, creíble o increíble, sino que lo que diga ayude a la construcción del personaje. Buen rollo, amiguetes: Gallardón está de acuerdo con lo que propone Ángel Pérez (porque Lissavetzky lo de proponer lo llevaba peor). El problema según Gallardón es que a) Ya lo ha hecho o b) Zapatero no le deja hacerlo. Si lo decía muy rápido le sobraba tiempo y metía la pata mostrando que para él la política cultural es un cebo para turistas o que donde hay un centro cultural por cada medio millón de habitantes hay clases de piano para todos.
Mostraba ayer Arsenio Escolar que la inmaculada imagen del personaje Alberto Ruiz-Gallardón se está apagando en las encuestas. Una pena, siendo la imagen su única apuesta política. Pero comprensible: para que un personaje resulte creíble debe renovar las mentiras y los diálogos: no vale contar las mismas durante doce años, hay quien se da cuenta.
A este paso la única bicicleta que se utilizará en Madrid será esta:
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