Se les esperaba a las 12 del mediodía del sábado 17 de setiembre pero dos horas antes Wall Street ya era un fortín. Protegido por policías y vallas metálicas, el corazón financiero del mundo parecía dispuesto para repeler el ataque más violento de una horda de salvajes. Estos nunca llegaron pero sí lo hicieron alrededor de mil personas que se reunieron pacíficamente en un parque cercano para protestar contra la corrupción, los recortes presupuestarios y la falta de esperanza en el futuro.
Llegaron con la idea de acampar durante varios meses al igual que “sus hermanos y hermanas en Egipto, Grecia, España e Islandia”. ¨Comparado con Barcelona, aquí son cuatro gatos”, comentó Jordi Prat, un turista español que pasaba por la zona de casualidad, “pero no te esperas algo así en Estados Unidos. Uno piensa que aquí la economía está mejor que en España. También sorprende bastante la de policías que hay, parece que haya más policías que manifestantes”.
“Hubiera venido más gente si no hubiéramos elegido una zona tan militarizada”, razonó Luis, uno de los organizadores y profesor universitario español que trabaja en Nueva York. “La gente tiene miedo de la policía porque tal y como se puede ver en video, en este país la policía te puede detener ilegalmente”. Luis se refiere a un grupo de organizadores que ensayó la ocupación de Wall Street el pasado uno de septiembre y acabó pasando la noche en comisaría.
El sitio lo eligió la revista canadiense anticonsumismo Adbusters cuando hace un par de meses hizo un llamamiento a ocupar Wall Street. Según Luis, la Asamblea General de Nueva York (NYCGA), formada por españoles inspirados por el 15-M junto con otros movimientos similares ya existentes en la ciudad aprobó responder al mismo.
“Cuando en la NYCGA decidimos organizarlo junto con otros grupos, de repente, Anonymus se une en internet y luego aparece una web llamada occupywallst.org. Esto es un movimiento plural, horizontal y descentralizado”, explicó Luis.
Asimismo, la diversidad de organizaciones con sus respectivos objetivos que asistió a la manifestación ocupó todo el espectro. En los extremos se pudo ver anarquistas y algún seguidor del político de derechas Ron Paul, descrito por la izquierda norteamericana como el abuelo del Tea Party. En medio, organizaciones como US Day of Rage, interesada en reforzar el derecho de reunión y el de libertad de expresión, y Platypus, una asociación centrada en la creación de grupos de intelectuales de izquierdas con fines educativos en las universidades norteamericanas.
Y como no podía ser de otra manera en Estados Unidos, la religión también hizo acto de presencia. “Estamos aquí como cristianos para demostrar que estamos en contra de la injusticia económica”, dijo Roisin Duffy-Gideon, una de los diez “capellanes” que vino de Boston para apoyar la manifestación. “Jesús vino a la tierra a liberar a los pobres y a los oprimidos y no para proteger a los bancos codiciosos”.
A la una de la tarde los organizadores habían programado un pequeño sermón a cargo del artista Reverendo Billy, famoso por su aparición en el documental anticonsumista ¿Qué compraría Jesús? y que actualmente dirige una iglesia ambientalista.
Delante del Museo del Indio Americano, Mat, un carpintero de Iowa con mochila y esterilla dispuesto a quedarse hasta que lo echen, escuchaba y respondía a los gritos del Reverndo Billy. “Estoy aquí para apoyar a mis hermanos en la lucha contra el régimen corrupto de mi país. Estoy aquí porque esta gente creó un agujero negro de un billón de dólares tres años atrás. Fue un fraude sistemático y corrupto y no han pagado por ello.”
Precisamente la administración Obama interpuso una denuncia contra 17 bancos de Estados Unidos el pasado 2 setiembre por considerar que habían actuado de manera irresponsable durante la burbuja inmobiliaria.
Mat, sin embargo, no confía demasiado en el Sistema: “tenemos dos raseros a la hora de hacer justicia en este país, algo totalmente en contra de lo que me enseñaron acerca de este país cuando era pequeño”. Un sentimiento parecido es el que expresó Rheannony Ball, una universitaria de 19 años procedente del barrio neoyorquino de Brooklyn cuyos padres están en el paro y viven en la calle. “Estoy aquí porque estoy pagndome la universidad y nunca podré acceder a un seguro médico”, explica. “Todo esto tiene que ver con Wall Street, si tan solo una minúscula cantidad del dinero que se les dio a los banqueros hubiera sido para los estudiantes, si la riqueza se repartiera tan sólo de una manera un poquito más justa, mucha más gente estaría más contenta de ser ciudadana de este país”. Todo esto pasaba a la vez que The New York Times anunciaba que el lunes el presidente Barack Obama haría un llamamiento al Congreso de EE.UU. para subir los impuestos a quienes ganen más de un millón de dólares al año. De aprobarse, algo que difícilmente permitirán los republicanos, sería llamada la “Ley Buffet”, en referencia a la petición de subir los impuestos a los “megaricos” que hizo el multimillonario Warren Buffet hace cosa de un mes.
El anuncio llega pocos días después de que la Oficina del Censo diera a conocer que el número de pobres ha alcanzado el nivel más alto desde 1993. Sólo el año pasado se incrementó en 2,6 millones. Al fin de 2010, 46,2 millones de personas (el 15,1% de la población norteamericana) vivían por debajo de la línea de la pobreza que en ese mismo año, en EE.UU. estaba en 22.314 dólares para una familia de cuatro personas.
El mismo informe señala que de los 17 millones de mujeres pobres que viven en EE.UU, 7,5 millones lo hacen en condiciones de pobreza extrema. Los niños también han salido mal parados con la crisis. A pesar de que solo son el 24,4% de la población, un 35,5% de ellos son pobres. Es decir, EE.UU. tiene 16,4 millones de niños bajo la línea de la pobreza, 900.000 de los cuales han sido arrastrados a ella en el último año.
Las minorías étnicas también se han visto especialmente afectadas. Entre los afroamericanos la pobreza ha pasado del 25% en 2009 al 27% en 2010. Los hispanos han subido un punto porcentual hasta el 26% y los blancos pobres han pasado de ser el 9,4% al 9,9. Según un análisis de la Institución Brookings, si la pobreza sigue aumentando al mismo ritmo, a mediados de esta década 10 millones de personas másvivirán por debajo de la línea de la pobreza.
“La gente tiene miedo. A mi generación y a la de mis padres se nos ha hecho creer que gritar y enfadarse por algo es malo, que te arrestarán, que irás a la prisión. Pero esto es lo que tenemos que hacer”, dijo Ball.
A las 3 de la tarde la manifestación se dirigió al Zuccotti Park, también cercano a Wall Street, gritando proclamas como “Los bancos fueron rescatados, nosotros fuimos vendidos”, o “Democracia y no corporatización” y “Fin a la oligarquía”.
De camino, pasaron por delante de la famosa escultura de bronce “Toro de carga”, símbolo de la agresividad y prosperidad financiera, que de manera excepcional estaba protegida por más de una decena de policías y vallas metálicas.
“Quiero que el ayuntamiento no renueve el permiso para esta escultura y así poder remplazarla por el bisonte americano que representa la resistencia y la supervivencia”, cuenta Yaz, un artista vestido con traje, guantes de cuero, maletín y con un nudo del ahorcado a modo de corbata que recauda fondos para dicha iniciativa en su página web.
Ya en Zuccotti Park empezaron las asambleas rodeadas de un fuerte dispositivo policial. La incertidumbre por ver si podrían pasar la noche cerca de Wall Street se palpaba en el ambiente.
Un joven llamado Ryan y encargado de facilitar el diálago en una de las muchas asambleas celebradas durante la tarde, cuenta que su grupo ha acordado proponer a la asamblea general pasar la noche lo más cerca de Wall Street y de las barricadas policiales para demostrar que no tiene miedo. A lo largo de la tarde, la presencia de los medios de comunicación que por la mañana reclamaban los organizadores de la manifestación se materializó. Pero no todos ellos llegaron con la mejor actitud.
Rogue Mary, estudiante de ciencias ambientales, ahuyentó a gritos a un cámara de la cadena conservadora Fox. “No me gusta el sarcasmo en estas situaciones. No nos toman en serio. Esto es lo que pasa con la gente de Wall Street. No nos toma en serio y por ello se aprovechan de nosotros”, explicó. Mary confiesa estar disgustada con los principales medios de comunicación de EE.UU. “Los medios de este país te limitan el conocimiento de tal manera que no sabemos ni lo que pasa en nuestra casa ni en el mundo”. Además, se mostró crítica con las noticias que aparecen en los medios: “enaltecen a las celebridades, pero cuando se trata del pueblo llano, ¿dónde están los periodistas?, ¿dónde están los reporteros?”.
Así transcurrió la tarde. Grupos grandes y pequeños en asamblea debatiendo propuestas mientras otros optaban por la música, el baile, o los pequeños discursos apasionados.
Antes de la asamblea general, la comisión de logística sirvió bagels con mantequilla de maní, manzanas, naranjas y agua. La cena espiritual tampoco se hizo esperar. Los “capellanes” venidos de Boston celebraron una “misa” aconfesional para el que quiso en la que leyeron diferentes proclamas contra las injusticias del sistema a las que los manifestantes respondían con un “no lo aceptaremos!”.
Pasadas las 7 de la tarde, empezaba la asamblea a medida que el sol se escondía en Zucotti Park. Según Justin Wades, uno de los organizadores de la protesta, por falta de tiempo sólo se pudieron tomar dos decisiones. La primera fue que intentarían quedarse a dormir en el parque a menos que la policía les obligase a marchar. El segundo acuerdo emplazó a los manifestantes a realizar otra asamblea general al día siguiente en el mismo sitio a las tres de la tarde.
Según Luis, la Asamblea General todavía tuvo tiempo de crear diferentes comisiones encargadas de la de seguridad, la asistencia médica, la comida, la limpieza y las relaciones públicas y de organizar grupos temáticos de trabajo en los que reflexionar acerca de temas como la economía y el medio ambiente. “Es la misma estructura que se adoptó en Sol”, dijo Luis por teléfono el pasado domingo.
Al acercarse las 10 de la noche, el momento en el que Zucotti Park debía cerrarse y por tanto quedar vacío, el twitter de la organización promovía la tranquilidad entre los miembros de la asamblea y recordaba que en Nueva York es legal dormir en las aceras en señal de protesta siempre que se deje espacio para los transeúntes. Llegó la hora y nadie se movió. Según Wades, el dueño del parque dio permiso para que los manifestantes pasaran la noche en el parque siempre y cuando fuera de manera pacífica. Entre 200 y 300 personas, según Wades, durmieron la primera noche de una ocupación que quisieran mantener por varios meses.
“Ahora la clave es que aparezca más gente dispuesta a dormir en el parque, porque hace frío”, dijo Luis.
Desde ayer, los acampados ya están en Nueva York.
http://periodismohumano.com/economia/la-toma-de-wall-street.html
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