Hace tiempo que este “buen hombre” ha desaparecido del panorama político. Un tipo que era la “sonrisa del régimen” pepero, cuando estaba en la oposición, hoy ha dejado de sentar cátedra, de dictar sentencias tremendistas y amenazadores. Hoy, que se cumplen dos meses del triunfo pepero, esta totalmente “missing”.
Cuando sus compañeros de aventura están, como corresponde a los que triunfan, en el candelero, este pepero de pro ha hecho mutis por el foro y no aparece en la escena política. González Pons ha pasado de la oposición a la nada, habiendo quedado apagado: en el más puro ostracismo,como si nunca hubiera existido.
Ahí están otros grandes beneficiados, por ejemplo Soraya Sáenz de Santamaría, Montoro y tantos otros. Unos han llegado a su gloria y Pons permanece en el banquillo, escondido o ninguneado.
Recordemos que este pepero era una de las voces más autorizadas, más escuchadas y más mediáticas del PP en la oposición. Utilizaba la sorna, la ironía y la mala baba para atacar al gobierno anterior y predicaba mejores tiempos por el gobierno que iba a llegar. Era la voz de su amo, y hoy, siendo vicesecretario general del PP, parece cuanto menos extraño, que un personaje tan “espectacular” no haya tomado las riendas del partido, sobre todo cuando la secretaria general se está dedicando a su cargo de presidenta en Castilla-La Mancha, y ha abandonado, en gran parte, las riendas en Génova.
Se ha quedado mudo, como si no hubiera existido. Y es raro, ¿no me dirán ustedes que es normal? Quien más salía en los medios, ha dejado de aparecer. Tampoco parece normal que nadie le haya echado en falta. Ni los medios, ni sus compañeros, ni la oposición le han mencionado en este periodo de apoteosis pepera.
He tratado de encontrar explicaciones y, a falta de información de primera línea de fuego, sólo se me ocurre que hay dos posibilidades. Una, que le están guardando para que aparezca con su lengua viperina en un cargo dentro del partido, de primera magnitud, por ejemplo, que sustituya a Cospedal, en la secretaría general. Sin embargo, es difícil pensar que hubiera enmudecido esperándole tan alto honor.
La otra posibilidad, la que creo más probable –ya saben ustedes lo mal pensado que soy—, es que le hayan retirado al palacio de invierno, que está muy lejos de la Moncloa y de Génova, porque esté implicado en asuntos turbios y además pertenecía al ejecutivo pepero valenciano, cuando Camps y Cía, cometieron las grandes proezas de la trama Gürtel.
El único motivo que he podido encontrar –mejor dicho: lo ha encontrado su compañero de filas Jaume Matas—, es que firmó, como Consejero de la Presidencia, contratos de la Generalitat Valenciana con el Instituto Noos, ya saben ustedes: la hucha del yernísimo.
Y ésta me parece, si no hay algo más oscuro oculto, la razón principal. Una razón que ha enfrentado a Matas con su antiguo amigo Pons, puesto que, el imputadísimo de la escobilla, no encuentra el motivo por el cual a él se le impute y, habiendo hecho lo mismo, no lo hacen con González Pons. El político valenciano firmó un convenio con el Instituto Nóos, por un importe de seis millones de euros, y solamente ha sido llamado por el juez instructor en calidad de testigo, lo que hace que Matas se sienta tratado con parcialidad por este magistrado.
No hay que descartar, de que en el caso de que sigan apareciendo nuevas pruebas del caso Urdangarín que comprometan a González Pons, pudiera ser imputado. Éste puede ser el motivo por el que “la sonrisa del régimen” haya quedado fuera de combate, al menos por el momento. Si no fuera así, Pons hubiera sido premiado por su fidelidad a Rajoy, como todos esperábamos.
Sólo queda esperar acontecimientos y el tiempo nos dirá la verdadera causa de la evaporación del interfecto. Mientras tanto, que calle el mudito.
Salud y República
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