El ejército israelí disparó contra manifestantes sirios y palestinos que trataban de entrar en los Altos del Golán, territorio ocupado por Israel, matando a 23 personas e hiriendo a otras 350, según Siria.
La movilización se cumplió coincidiendo con el 44 aniversario de la Naksa, como se conoce a la derrota árabe en la Guerra de los Seis Días en junio de 1967, en la que Israel invadió la península del Sinaí, devuelta a Egipto en 1982; los Altos del Golán, Cisjordania (incluido Jerusalén Este) y la franja de Gaza.
El portavoz del jefe militar de Israel, el brigadier general Yoav Mordechai, admitió que sus tropas habían abierto fuego pero que no podía confirmar las víctimas.
Cientos de manifestantes, enarbolando banderas palestinas y sirias, trataron de franquear una primera barrera de alambradas, seguida de un campo de minas, cerca de la ciudad de Majdal Shams, en la zona ocupada del Golán, según fotógrafos de la AFP.
Congregados de nuevo por llamados en la red social Facebook para entrar en Israel, los palestinos de Siria bajaron de una colina que da al pueblo de Druze en Majdal Shams y alcanzaron la polémica frontera que hasta el mes pasado había estado tranquila por décadas.
Las fuerzas de seguridad de Israel estaban en alerta ante la posibilidad de que se repita el asalto del 15 de mayo en el que trece personas murieron luego de que miles de manifestantes palestinos atravesaron las fronteras israelíes con Siria y el Líbano, en el marco de la conmemoración de la “Nakba”, como se conoce al éxodo de cientos de miles de palestinos tras la creación del Estado de Israel en 1948
“Catorce personas han muerto, entre ellas una mujer y un niño, y otras 225 fueron heridas por los disparos israelíes en las inmediaciones del Golán”, informó la televisión siria.
Al igual que sucedió el 15 de mayo, el ejército israelí acusó a Damasco de “provocación” para desviar la atención de la sangrienta represión que ejecuta el gobierno sirio sobre el movimiento de contestación popular que agita el país desde el pasado 15 de marzo, y que deja al menos 1.100 muertos en manifestaciones contra el régimen del presidente Bashar el Asad.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó a “elementos extremistas” que “se esfuerzan en forzar nuestras fronteras, amenazando a nuestras comunidades y nuestros ciudadanos”.
Ali Kanaan, médico de la ciudad de Kuneitra, precisó que los fallecidos habían recibido disparos “en el pecho y en la cabeza”.
Un portavoz del ejército israelí aseguró que los soldados “no han tenido otra opción que abrir fuego en dirección a los manifestantes con el fin de dispersarles”, después de que varias decenas de ellos desoyesen los avisos verbales y con tiros al aire de los soldados israelíes.
Un fotógrafo de la AFP en Majdal Shams vio al menos a 20 manifestantes heridos que fueron evacuados del lado sirio.
El ejército israelí informó de la explosión de una o varias minas sirias, que habría provocado al menos un herido en el lado sirio, tras un incendio de matorrales causado aparentemente por cócteles molotov.
Las manifestaciones no se limitaron a los Altos del Golán sirio. También hubo protestas en Cisjordania, con cientos de manifestantes en el punto de control de Kalandia, a la entrada de Jerusalén, donde los guardas fronterizos israelíes dispararon balas de goma para repeler el lanzamiento de piedras, con un balance de 30 heridos leves, según fuentes sanitarias.
Un centenar de personas se manifestaron también en Naplusa (norte) y en Hebrón (sur).
En Gaza, la policía del movimiento islamista palestino Hamas, que gobierna ese territorio, impidió a varios cientos de personas acercarse a la frontera.
(Con información de agencias)
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