Redacción Canarias Semanal y Agencias
Los ex presidentes de Brasil, Chile, y España - Henrique Cardoso, Ricardo Lagos y Felipe González, respectivamente -hicieron un llamamiento en Caracas a la aplicación de políticas de corte netamente neoliberal. Los tres ex mandatarios habían sido invitados por la banca privada a impartir un ciclo de conferencias en la capital venezolana.
Reducir la inversión social, aplicar la "disciplina fiscal" -en lugar de distribuir las riquezas -, darle a los más pobres sólo los excedentes de los ingresos de los más ricos, fueron algunas de las "recetas" que propusieron los ex presidentes de Brasil, Chile y España. El aforo con el que contaron los ex presidentes, estuvo constituido por empresarios, representantes de las cúpulas económicas y portavoces de la más rancia derecha venezolana. El "curso" se desarrolló en una lujosa sede que posee Banesto en Caracas. La presentación del acto estuvo a cargo de Juan Carlos Escotet, presidente de la entidad bancaria española, que se deshizo en halagos hacia las visiones y legados de los tres invitados.
"NO EXISTE ALTERNATIVA AL CAPITALISMO"
El ex mandatario conservador Henrique Cardoso se permitió recomendar a los venezolanos "una economía con rostro humano". Para que ello fuera posible realizó una ardorosa defensa de la economía de "libre mercado", como parte de su experiencia en la presidencia de Brasil. Según aseguró, en su país se dio un gran salto cuando un presidente tuvo la osadía de hacer algo que parecía muy difícil: abrir la economía. Recomendó de igual forma medidas como la "liberalización del control de cambios" y la "reducción del papel del Estado". Cuando el expresidente brasileño aseveró que "no hay modelo alternativo al capitalismo, porque este murió", la sala en peso estalló en vítores y vehementes aplausos.
Pero sin duda la intervención que recibió más aplausos por parte de los asistentes fue la de Felipe González Márquez, el expresidente socialdemócrata español. Tras reconocer que el propio sistema ha sido el culpable de la crisis financiera porque "se desbordaron las aguas y desaparecieron las reglas", el ex mandatario español defendió como medidas aceptables para salir de la crisis la "reducción de la inversión social".
Finalmente, el socialdemócrata Ricardo Lagos, dedicó su exposición a alabar la actual economía de su país, Chile, porque "el 95%" está en manos de capital extranjero y funciona bajo los parámetros del Tratado de Libre Comercio (TLC)", al tiempo que aseguró que los recursos del Estado no deben ser dirigidos a la inversión social. Tras mantener que "el proteccionismo no es viable", dirigió su alocución al papel que deben jugar "los sectores medios emponderados y más educados", evitando en el contenido de su discurso las respuestas a las demandas de los más pobres.
Neoliberales con sabor a renegados
Ernesto Carmona, un veterano y conocido periodista chileno, en un artículo tituladoMovida de la internacional "socialista", realizó una breve semblanza sobre estos tres lanceros bengalíes del neoliberalismo. "En 14 años de gobierno, -escribía Carmona - Felipe González impulsó una política económica que buscó solución a la crisis endémica del capitalismo hispano a costa de los trabajadores, con medidas extremas de ajuste y despidos masivos que desconcertaron a la base electoral del PSOE y a los poderosos sindicatos españoles. La tasa de desempleo llegó hasta 21,48% en 1985. En 1992, respondió con la congelación de los sueldos a las demandas de un aumento salarial de 4,5% de los empleados públicos. En 1993 redujo las pensiones en 5,1%.También apeló al "terrorismo de Estado" para combatir a grupos independentistas y entre 1983 y 1987 financió los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) que provocaron la muerte de 23 ciudadanos. Su partido tuvo su más baja votación histórica en las últimas elecciones que ganó el ultraderechista Partido Popular. Los electores le cobraron al PSOE su responsabilidad por la crisis que vive esa nación, con la gente perdiendo sus viviendas y empleos, mientras las protestas de "indignados" llenan las calles".
En cuanto al brasileño Fernando Enrique Cardoso el periodista chileno decía: "Es considerado un "héroe" por los neoliberales. En 1994, siendo ministro de Hacienda del gobierno de Itamar Franco, creó la moneda ficticia llamada "real", que se comportaba como divisa frente a la moneda real que era el cruzeiro. Los precios y salarios se fijaban en reales pero se pagaban en cruzeiros según la tasa de cambio. Superada la crisis inflacionaria, este intelectual identificado en los años 60 con las tesis desarrollistas y crítico de la dependencia de América Latina hacia EEUU, se convirtió en presidente en 1995, por el Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB), y aplicó una política económica decididamente neoliberal. Bajo su gobierno (1995-2003), el crecimiento fue bajo y en 1998, 1999 y 2003 no superó el 1%.
Según Carmona, durante el gobierno de Cardoso "la tasa de desempleo subió de 6% en 1995 hasta 10% casi todos los años. La pobreza nunca bajó de 34%, pero se redujo sustancialmente con Lula y en 2005 descendió al 26%, según datos del Banco Mundial citados por Ciudad CCS. Durante la campaña que llevó al poder a Lula, Cardoso lo atacó duro, incluso llamó "amenaza para la patria" al líder del Partido de los Trabajadores (PT) para impedir su elección. Lula después reclamó que le había dejado un país en quiebra".
A Ricardo Lagos Escobar -dice Ernesto Carmona - se le proclama como "estadista con profundo sentido humanista" desde su cargo en la Internacional Socialista, pero en 2000-2006 gobernó Chile con las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI). Firmó tratados de libre comercio con Estados Unidos, la Unión Europea y Corea del Sur para ampliar la apertura externa. Al igual que Cardoso, en su juventud proclamó otras ideas, las suyas muy contrarias a la concentración de los grandes grupos económicos y abogó por la estatización de la economía, pero en su gobierno hizo exactamente lo contrario.
"La política de Lagos -termina diciendo en su artículo el escritor chileno - hizo gratuita y obligatoria la enseñanza media, pero excluyó de la gratuidad al nivel universitario. Asimismo, profundizó el carácter comercial y privado del sistema de seguridad social y de salud e hizo desaparecer por completo la gratuidad de la universidad pública. Como todos los gobiernos de la Concertación, mantuvo las líneas de liberalización y privatización implantadas por la dictadura de Pinochet". También legitimó con reformas la vigencia de la constitución pinochetista de 1980.
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