Redacción ( Ecologistas en Acción)
"La Humanidad está atravesando - declara el manifiesto - una crisis ambiental que resulta ser mucho más grave que la económica y financiera. Estamos superando los límites del planeta en el que vivimos, saturando aire, agua y suelo de contaminantes, y despilfarrando los recursos básicos energéticos y materiales... Manifestamos nuestra convicción de que no vale cualquier forma de salir de la crisis. No valen políticas laborales que nos devuelvan al siglo XIX.
Un número de personas, procedentes del movimiento ecologista y de la defensa del medio ambiente, secundarán la huelga general del 29 marzo del presente año. Con ello pretenden, según manifiestan, encontrar en esta jornada un momento clave para denunciar el injusto modelo económico que nos ha llevado a una crisis ambiental sin precedentes. Para manifestar su solidaridad con la convocatoria al suscrito el documento que en esta página reproducimos.
Manifiesto
Ante la convocatoria de una Huelga General a nivel estatal el día 29 de marzo, así como las convocatorias previas para ese mismo día en Galicia y Euskal Herria, las personas abajo firmantes, procedentes del movimiento ecologista y de la defensa del medio ambiente, consideramos que estas movilizaciones convierten ese día en una jornada clave en la que estarán en juego elementos básicos de nuestro modelo social.
Desde el inicio de la crisis, la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional, Alemania, Francia, los principales fondos de inversión y las agencias de calificación, fundamentalmente, están imponiendo, con la complicidad y la aquiescencia de los distintos Gobiernos españoles, un retroceso social y ambiental brutal sobre la base de recortes de derechos sociales y de presupuestos para la protección ambiental y social.
Si bien los recortes sociales, la supresión de derechos laborales y, en definitiva, el retroceso hacia grados mayores de desigualdad son motivos más que suficientes para convocar una huelga general, los temas ambientales no son en absoluto ajenos a esta jornada decisiva.
La Humanidad está atravesando una crisis ambiental que resulta ser mucho más grave que la económica y financiera. Estamos superando los límites del planeta en el que vivimos, saturando aire, agua y suelo de contaminantes, y despilfarrando los recursos básicos energéticos y materiales. El cambio climático y la pérdida acelerada de biodiversidad son signos evidentes del agotamiento de la Tierra.
La crisis ambiental tiene mucho que ver con nuestra vida, porque la naturaleza nos garantiza el alimento, el agua limpia, el aire, los lugares de esparcimiento, los materiales para nuestras viviendas, gran parte de los medicamentos, etc.
A esta crisis ambiental sin precedentes nos ha llevado el sistema económico vigente. Este sistema, que cada vez exige una mayor liberalización de los mercados y nuevos recortes sociales, está teniendo consecuencias nefastas para nuestro medio ambiente: el “tsunami”urbanizador, ser el territorio europeo con más superficie de cultivos transgénicos y kilómetros de autovías, un parque automovilístico en expansión continua o un consumo energético intensivo que sólo detiene su crecimiento en momentos de crisis. Todo ello implica el incumplimiento delProtocolo de Kioto, el deterioro irremisible de bienes escasos, como el suelo fértil, y problemas como que tres cuartas partes de la población respire aire contaminado, la sobreexplotación de recursos hídricos, o que la anchoa, el atún rojo, el urogallo o el oso pardo estén en situación crítica.
Exigimos políticas hacia la sostenibilidad, donde lo ambiental y lo social no estén supeditados frente al crecimiento económico. No nos bastan ya los discursos vacíos.
Necesitamos reducir nuestro consumo de materia y energía para acoplarlos, con criterios de justicia social, a los recursos existentes. Tenemos que avanzar rápidamente hacia un cambio del mix energético basado en energías renovables. Hace falta fomentar un modelo agroalimentario centrado en circuitos cortos de distribución y cultivo ecológico. También disminuir la movilidad motorizada y el número de vehículos. Y muchas otras medidas para satisfacer nuestras necesidades con bajas o nulas emisiones de carbono, sin poner en peligro al resto de seres vivos con los que convivimos y que son básicos para nuestra subsistencia.
Estos cambios han de hacerse con políticas públicas que protejan a los trabajadores y a las trabajadoras de los sectores a reestructurar y que impulsen nuevos yacimientos de empleo sostenible, de acuerdo con el principio de “transición justa” compartido por el sindicalismo y el ecologismo internacional.
Por todas estas razones manifestamos nuestra convicción de que no vale cualquier forma de salir de la crisis. No valen políticas laborales que nos devuelvan al siglo XIX. No valen políticas económicas que menosprecien nuestra crítica situación ambiental para dar prioridad a un modelo económico que atiende a los intereses de una minoría y aboca a la Humanidad a un callejón sin salida medioambiental.
El movimiento ecologista no puede permanecer al margen de esta problemática y de la necesidad de movilizarse en defensa de otro modelo económico y otras políticas, reclamando como hacemos siempre más justicia social y ambiental. Por eso manifestamos nuestro apoyo a la convocatoria de huelga general del 29 de marzo.
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