domingo, 25 de marzo de 2012

El repago es un fraude, es evitable.

Sí, eso que llaman copago y que va a funcionar en Cataluña en unos meses es el timo de la estampita y, desde luego, evitable. El repago es una medida innecesaria, puesto que hay alternativas. Lo que ocurre es que los gobernantes son cobardes o tienen intereses y no se enfrentan al poderoso lobby de los laboratorios farmacéuticos.
Hay una serie de acciones que se podrían tomar y que paliarían gran parte de los gastos farmacéuticos, pero que sin embargo, nuestros queridos gobernantes no son capaces de acometer.
Dentro del presupuesto médico dicen que los fármacos representan casi el 30% del total. Por lo que cualquier medida que se tome para reducir este gasto incide de forma importante en la factura total.
Se sabe que se receta demasiado. Y, aunque a muchos les parezca bueno, los medicamentos tienen todos efectos secundarios. Lo explica muy bien, uno de los mayores expertos, Joan-Ramón Laporte, catedrático y jefe del servicio de farmacología en el hospital Valle Hebrón de Barcelona en esta entrevista “Las medicinas curan o causan cualquier enfermedad”.
Por lo tanto, es necesario que los médicos y los pacientes se den cuenta de que recetar por recetar puede tener efectos peligrosos, además de ser un gasto evitable. Hay médicos que creen que recetar puede dejar más contento al paciente, y hay pacientes que esperan que su médico les recete algo, puesto que valoran a su facultativo por el número de recetas. Además, está esa manía de algunos pacientes de auto-recetarse y de llegar a la consulta pidiendo los medicamentos al facultativo, en vez de dejar que sea éste quien decida.
Una de las medidas que habría que implantar es extender el tema de los genéricos. La diferencia de precio es muy sustancial. Hay que ir ganando parcelas a las multinacionales farmacéuticas y dejar al mínimo los medicamentos con patentes.
Medicamentos
Hay un rumor interesado y que emplean mucho los defensores de las farmacéuticas, y es falso. Me refiero a que el gasto de los laboratorios en investigación es desorbitado y gracias a él, su consiguen mejores productos para luchar contra las enfermedades. En la entrevista citada anteriormente y enlazada, el doctor Laporte manifiesta que gastan el triple en promoción y publicidad que en investigación (el 30% contra el 10%), por lo tanto en el precio alto de los medicamentos, la investigación cuenta mucho menos que los gastos provenientes del marketing, son éstos los costes que habría que minimizar.
Otra cuestión que habría que tocar para bajar el precio de los medicamentos es que exista la posibilidad de vender la dosis que el médico cree necesaria.
Así, un ejemplo claro y reciente, vivido en carne propia. Ante un catarro, mi médico me recetó Pectox lisina, sobres granulados que vienen en una caja de 20. La dosis era un sobre diario durante siete días. Así es que cumplido el periodo, tengo en mi poder trece sobres restantes, almacenados en un cesto con restos de medicinas. ¿Por que se fabrican envases superiores a las dosis corrientes que se deben tomar? Hay que dar a los pacientes los medicamentos necesarios para paliar su enfermedad. Ni más ni menos. So pena de que el objetivo sea que la mayoría de nosotros, tengamos una farmacia en casa.
Otra cuestión que no termina de funcionar, es recetar por el principio activo en vez de por la marca. Esta ley que se aprobó en noviembre pasado no se cumple, al menos así me lo han comentado varios médicos. Esta iniciativa pretendía ahorrar dos mil millones de euros y sin embargo parece que no llegará a los doscientos. ¿Por qué no se controla que los médicos la cumplan?
Sólo con reducir a la mitad los gastos de marketing y prescribir el medicamento más barato con principio activo y la dosis exacta, el ahorro en este capítulo sería mucho mayor que lo que se ha implantado. Significaría para el erario público mucho más que un euro por receta.
¿Por qué no se toman las medidas pertinentes? El gobierno de CiU en Cataluña y del PP en todo el país no se atreven a enfrentarse con los poderosos laboratorios farmacéuticos. Se someten a ellos y prefieren cobrar sus excesos a los enfermos.
Los médicos prefieren aplicar marcas, sin limitar la dosis, seguramente beneficiados por los laboratorios. Y los farmacéuticos encantados de recetar más cantidad y medicamentos más caros, puesto que sus márgenes, así, son mayores. Y los gobiernos ahí quedan, de monaguillos de la indecencia.
¡Bien por estos gobiernos!
Salud y República
P.D. Por cierto, Gaspar Llamazares ha instado al PP a que recurra al Constitucional por el repago impuesto en Cataluña por CiU, para demostrar que de verdad está contra el copago.

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