Ayer, otra maravillosa operación económica ha salvado a otro banco, en Europa. El banco Dexia. Un banco que estaba más hundido que el Titanic. Pero, ya se sabe, a los bancos no se les puede dejar hundirse, que se puede armar.
Y cómo se ha salvado. Los detalles no importan, lo que si nos ha llegado es que han conseguido –las ciencias adelantan que es una barbaridad— extirpar del banco enfermo todo lo malo que tenía y dejarle como nuevo. Como si de un alumbramiento se tratara, de un banco basura se ha podido obtener un banco decente y uno malo. Así lo califican, un banco malo. Como si hubiera alguno bueno.
Ya saben ustedes, a los bancos hay que salvarlos como sea, aunque sea para convertirlos en bancos malos. Y aunque el precio del rescate sea un disparate. Por ejemplo, salvar a este banco a Bélgica, que se queda con la gestión, le va a costar, por un lado 4000 millones (lo que aproximadamente ha ahorrado el gobierno español con la congelación de las pensiones y la bajada del sueldo a los funcionarios), más una garantía de 54.000 millones de euros –el 15% del PIB belga—, vamos una ganga.
Todo es poco para los bancos, insaciables y voraces que siguen engullendo millones mientras de su vientre no sale ni un euro para créditos. ¿Por qué se les consiente?
La mayoría de los economistas, los liberales, dicen que no hay otro camino y tratan de convencernos de que no hay otra salida a la crisis que fortalecer a los bancos y ajustarnos el cinturón, aunque esto suponga penalidades de primera magnitud.
Tratan de repetir el mismo mantra hasta que se quede latente en los medios de comunicación y parezca una verdad irrefutable, cuando es una opción que se ha demostrado fallida, después de tres años de crisis.
Sólo unos cuantos economistas han sido capaces de salir al paso y demostrar con datos que la salida a la crisis ha de ir por otros derroteros, que así no funciona. Uno de ellos es Alberto Garzón, un joven economista, de 25 años, de ATTAC, que pertenece, como yo, al agregador IloveIU y que tiene un blog muy reputado: Pijus Economicus. Ha sido nombrado candidato de IU por Málaga. Un hombre templado y con conocimiento de causa. Mucho conocimiento de causa. Alberto, participó, hace ya unos meses en el programa 59 segundos, de RTVE, y demostró que hay una clara alternativa a la política económica seguida por el bipartidismo imperante.
Sus intervenciones en el programa están recogidas en este vídeo de unos doce minutos. Es un vídeo conocido, pero que quien no lo haya visto, no se lo puede perder. Véanlo ¡Vale la pena! Y se darán cuenta de que hay vida al otro lado de la economía oficial.
En este mundo que se mueve con “verdades únicas” es necesario gente como Alberto, con ideas claras, grandes conocimientos, alternativas contrastadas y capacidad para transmitirlas. Y si obtiene el respaldo de los malagueños, como diputado, se hará oír en el Congreso.
Salud y República
http://rafa-almazan.blogspot.com/2011/10/otra-politica-economica-es-posible.html
