Esto parece un cachondeo. El rey de nuevo ha sido operado. Y van… No le deseo nada malo personalmente al rey. Me bastaría con que no ocupara la Jefatura del Estado. Ni él, ni ninguno de sus descendientes. Me conformaría con que el jefe del Estado fuera elegido democráticamente y no fuera una cuestión sanguínea, impuesta además por un dictador genocida.
Y puede parecer oportunista aprovechar esta nueva operación del rey para criticarle. Y no, no lo es. Las razones para la crítica, a mi modo de ver van más lejos.
No se puede hacer ver, desde la Casa Real –para endiosar a la monarquía—que tenemos un rey, que un superhombre, capaz de practicar todos los deportes, el esquí, la vela, la caza, la leche en verso, un ser sobrehumano al que operan y a las horas está hecho un dandy, restablecido con su muletita con claxon, luces e intermitente encendido –justo ahora que los enfermos van a tener que pagar sus muletas y demás artículos ortopédicos—, porque luego le operan en dos años cinco veces, y esa imagen se va al traste y se cae en el ridículo.
Ha faltado, falta y parece que va a seguir faltando transparencia en la Casa Real. A ver quién se traga que esto no estaba previsto. Ahora resulta que ha hecho un mal gesto y ha recaído. Un mal gesto es, por ejemplo, darle un beso de hermano o de sobrino al sátrapa de Arabia Saudí o al de Marruecos. Eso sí es un mal gesto. Lo ocurrido con la cadera real es cuestión de edad y de excesos, y veremos si no hay más. ¿Por qué no se explica claramente?
La transparencia que sigue faltando se demuestra constantemente. Por ejemplo, la excepción de la ley de transparencia es la Casa real. Más ejemplos, a Llamazares le han vetado preguntas pertinentes sobre el viaje del cazador de elefantes, para mantener la coraza del rey inexpugnable.
Ahora resulta que preguntar cuánto nos ha costado el viaje real a Botsuana o en calidad de qué ha representado a la Casa Real, la tal Corina –posible amante del rey— en viajes oficiales, no es procedente y rechazan contestarlo. Todo ello, tanto el PP como el PSOE, desde la mesa del Congreso.
Y la responsabilidad es de la Casa Real, del mismo rey, sin olvidar a todos los políticos y medios de comunicación –casi todos— que son unos pelotas de armas tomar. El rey es un ser divino con sangre azul, pero que a menudo le hacen parecer una piltrafa sin sangre.
Y todo esto viene por querer mantener una institución obsoleta, medieval, cuyos titulares lo eran por la gracia de Dios. Amén. Hoy, que pedimos participar más y abrir la democracia a todos, resulta que lo único que se discute de la Monarquía es si el rey debe abdicar o no. O sea monarquía con Juan Carlos o monarquía con Felipe. Cuando la cuestión es qué puñetas hacemos con una institución anacrónica y antidemocrática en pleno siglo XXI.
Ya está bien de decir que no toca, que no es hora, que hay cosas más importantes que decidir si queremos Monarquía o República. Porque, nunca, para los que están cómodos con la institución monárquica, nunca será hora. No van a consentir que se cuestione. Ellos están amparados por el manto real y quieren seguir adorando a la estatua de sal, con tal de evitar que el pueblo pueda elegir la forma de Estado.
En fin, el rey en la UCI, por su mala cabeza y la mayoría adorando al becerro de oro, aunque tenga los pies de barro.
Es lo que tiene no querer ser libres, cualquier cosa que les impongan les vendrá bien, incluido un rey. Todo con tal de no tener que pensar y de decidir qué es lo mejor, lo más democrático. Y es que esto ya les ocurría a muchos con Franco. Suma y sigue.
Salud y República
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