La semana pasada estuvo cargada de noticias inmundas. El Partido Popular se está encargando de avivar el fuego de la ignominia y no para. Me fue imposible recoger todo lo que hicieron los peperos aunque fueran cuestiones graves.
Pero no quiero dejar de reflejar mi indignación por un acontecimiento vergonzoso más. El premio que Rajoy, el filibustero actual del reino, ha concedido a los culpables de la tragedia del Yak-42.
Primero nombró, hace menos de un mes, embajador del Reino Unido a Federico Trillo --responsable político y autor intelectual que cobardemente echó las culpas a sus subordinados militares, siendo ministro de Defensa—, el encargado de minimizar el caso de la Gürtel para el Partido Popular.
Después, hace cuatro días, el gobierno ha indultado a los dos únicos condenados por el caso del Yak-42. Esos militares que, con prisas y sin miramientos, sin vergüenza y con indignidad, revolvieron y confundieron los restos y falsearon las identidades de treinta de los cadáveres de aquel lamentable accidente.
Una medida que ha alertado a las víctimas de ese desgraciado accidente chapuza y que han protestado puesto que pasar esta página de esta manera lo consideran una ofensa. Estas víctimas consideran a Mr. ¡Viva Honduras!, también conocido como Mr. ¡Manda huevos!, el culpable intelectual del accidente y ahora están absolutamente indignadas al ver que ni tan siquiera a esos dos militares indultados se les va a hacer pagar por sus malas artes.
¿Qué explicación se puede dar a este indulto gratuito? Yo sólo encuentro una. A cambio de indultarles, los dos militares mantendrán la boca cerrada y no destaparán informaciones que podrían involucrar a miembros del PP, como por ejemplo al “ilustre” embajador del Reino Unido.
Este presidente, su gobierno y su partido se están dedicando a convertir España –”esa que tanto dicen amar”-- en un Estado amputado, seriamente dañado por falta de democracia. Un nuevo Estado, lejos de los parámetros democráticos habituales. De ahí su empeño en destruir todos los posibles rastros que pudieran imputarles cualquier clase de delito o fallo anterior.
Su mayoría absoluta parece que les ha investido de hacedores de un nuevo país, donde no sólo hay recortes económicos, también se están empezando a notar, de forma seria, los recortes a los derechos ciudadanos; donde premiar a los culpables –como ocurre en este caso y en el de la amnistía fiscal— y castigar a los débiles sea una norma fundamental de estos nuevos “próceres”, cuyos fines son salvar a los poderosos y condenar a los menos favorecidos.
Salud y República
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