La nueva parusía. Anguita: En la senda que conduce a la implosión.

Por Julio Anguita

En la doctrina católica se utiliza el término "parusía" para denominar la segunda venida de Jesucristo a laTierra. Esa esperanza constituye el armazón básico de la fe; lo que la justifica y sostiene. No se trata de ninguna evidencia ni de algo que pueda deducirse de indicios, por muy etéreos que éstos puedan ser.

       En la doctrina católica se utiliza el término parusía para denominar la segunda venida de Jesucristo a laTierra.  Esa esperanza constituye el armazón básico de la fe; lo que la justifica y sostiene. No se trata de ninguna evidencia ni de algo que pueda deducirse de indicios, por muy etéreos que éstos puedan ser.  Es una apuesta sin más fundamento que la voluntad de que así sea.  El Gobierno, gran parte de la oposición y desde luego una opinión muy generalizada y convenientemente mantenida por determinados medios de comunicación se muestran ante la crisis y su hipotético fin como personas expectantes ante una parusía de índole económica.  ¿En qué basan su esperanza?  ¿En qué cifran la apuesta por el fin del problema?

    
       La respuesta no existe; es solamente una cuestión de repetir el mantra de la recuperación, el crecimiento y la consiguiente creación de empleo.  ¿Cuándo se va iniciar la recuperación si el parosigue aumentando, la inversión decae, los recortes afectan a la capacidaddegenerar actividad económica y consumo?  Por mucho que, contra todo sentido común y contra los tozudos datos de la realidad, se siga manteniendo de palabra y obra que la corrección del déficit es la tarea prioritaria,no hay salida alguna.Y lo que refuerza la imposibilidad es la insensatez, rayana en el suicidio,de que los mercados deben estar tranquilos, satisfechos y bien atendidos. Con los datos de la economía en la mano tal pretensión es ridícula y letal. 


       Mientras la UE no sea más que un mercado sin unión política y con crecientes divergencias entre los países que la componen (tanto en la eurozona como fuera de ella) España está abocada a elegir entre la muerte por lenta inanición, o la mesa de operaciones para recuperar entre otras cosas la soberanía monetaria.  Seguir aplicando políticas que nunca satisfarán del todo a los mercados es situarse de manera contumaz en la senda que conduce a la implosión.  Plantear la línea de resistencia en evitar el rescate no es otra cosa que un brindis al sol.

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