Tanto los populares como la caverna mediática que les jalea –la mayoría— cada vez que se ha hecho alguna crítica o se ha tomado alguna acción contra el gobierno Rajoy, las han calificado de infundadas y prematuras.
Se han estado lamentando de que en tan poco tiempo hayan tenido ataques furibundos, sin esperar a los cien primeros días, un margen que suele servir para hacer la primera valoración de un gobierno.
Hay que reconocer que este gobierno ha sido muy activo. No ha parado. Pero por desgracia la dirección de sus iniciativas ha sido contraria incluso a lo que habían asegurado antes de llegar, o a su propio programa electoral, y, por supuesto, a los intereses de los ciudadanos y del país.
El resumen de la actividad de este gobierno podría ser: Nunca un gobierno hizo tanto daño a los ciudadanos ni dio tanto placer a los empresarios, en tan poco tiempo.
Estos son sus poderes: unas primeras medidas con subida de impuestos –la primera mentira— que siempre habían negado, para pasar a una reforma laboral hecha a medida de la CEOE y donde se rebaja el despido –segunda mentira—, para llegar a unos presupuestos cicateros donde se amnistía –otra medida negada antes, por los peperos-- a los defraudadores.
A todo eso añadamos que se han cargado la asignatura Educación para la Ciudadanía, que no han recortado ni un chavo a la Iglesia, que Defensa es uno de los ministerios que apenas se ha tocado, que la Dependencia y la Ayuda al Desarrollo la están liquidando, que la Justicia será más cara para los pobres, que se van a cargar la ley del aborto y otras cuestiones no menores.
Y tanto desastre para no haber conseguido lo que tanto pregonaban: dar confianza a sus amos, y crear empleo. Hoy mismo, por tercera vez, mandan desde Europa, un emisario de la reina de Los Mercados, Angela Merkel, para que escrudiñe, in situ, todas y cada una de las cuentas de este presupuesto. Y es que no se fían de Mariano, saben que es de los suyos pero no les inspira confianza y le tienen atado en corto. De lo de crear empleo, véase los resultados, en tres meses no sólo no se ha parado la sangría de desempleados, sino que ha aumentado en más de doscientas mil personas. En fin, una joyita fina.
Ya en este corto periodo, su desgaste se ha visto reflejado en las dos elecciones celebradas, tanto en Asturias como en Andalucía, y en una huelga general y manifestaciones masivas, celebradas el pasado jueves 29.
Un verdadero dislate. Un gobierno supeditado a los poderosos, sin margen propio de maniobra, capaz de mentir, una vez tras otra, para tomar medidas que han satisfecho a los empresarios y que no terminan de satisfacer a los insaciables Mercados. Y todo sin haber tomado decisiones sobre el grave problema de nuestro país: el paro.
En resumen: estos primeros cien días se lo han pasado tratando de ganarse a Europa y a los Mercados, contentando a sus amigos empresarios y actuando en contra de sus ciudadanos.
No queda más remedio, tendremos que seguir luchando contra este gobierno insensible, antes de que se haya cargado totalmente el Estado del Bienestar.
Salud y República
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