Artículo aparecido en el último número del periódicoCNT sobre la capital del exilio republicano español. Toulouse
Toulouse es una de esas ciudades del sur de Francia que disfrutas en cada uno de sus rincones. Conocida como la Ciudad Rosa debido a la gran cantidad de edificios que alberga de ladrillo visto, hacen de Toulouse una ciudad que no es monumental ni especialmente bonita (desde un punto de vista exclusivamente turístico) aunque es agradable y habitable. Calles estrechas e irregulares en su casco histórico nos muestra un Toulouse medieval, centro de toda una zona donde los cátaros o albigenses protagonizaron junto al papado uno de los acontecimientos de guerras de religión más famoso de la historia (la ciudad de Albi está a algo más de 70 kilometros de la ciudad tolosiana). Una ciudad , capital de una zona, donde se hablan dos idiomas en su población: el francés y el occitano (los carteles de la ciudad están en ambos idiomas. Al igual que el metro que te avisa de las paradas en los dos idiomas).
Pero la importancia de Toulouse radica también en otros aspectos de su historia. Una ciudad epicentro de la lucha contra el invasor nazi. A pesar de estar en la denominada Francia Libre, no podemos olvidar que la colaboración que el Petain hizo con Hitler fue más que evidente. Y que por la zona camparon a sus anchas los soldados de Hitler también. Ello motivó una fuerte resistencia del pueblo de Toulouse. La gran cantidad de población judía que albergaba la ciudad le hizo el blanco de las operaciones de exterminio de los nazis. Pero a cada paso que andas por Toulouse (como en casi todas las ciudades francesas) se recuerda la epopeya de un pueblo y de unos resistentes que hicieron frente al invasor. Placas y calles así lo recuerdan aun en la Ciudad Rosa. Así como un pequeño y didáctico Museo de la Resistencia y la Deportación, creado para mostrar a los alumnos de los distintos institutos de la zona lo que significó el nazismo. No perder la memoria es fundamental.
Y en esa resistencia contra los nazis y contra los colaboracionistas franceses, los españoles tuvieron un papel fundamental. Y es que en Toulouse hay una parte importante de la historia de España. De la España desterrada. De la España del exilio. De la España que combatió por la libertad. De la España antifascista. Toulouse fue con diferencia la capital del exilio antifascista español. Fue la ciudad que albergó el mayor número de españoles exiliados por delante de otras como Montpellier, Perpiñán, París o Burdeos. La diáspora española, que se extendió por todo el mundo, hizo de Toulouse la capital del exilio español. Y los habitantes y la ciudad han sabido reconocer la contribución de sangre y la entrega abnegada que los exiliados españoles hicieron. Fue un exilio mayoritariamente anarquista y socialista, si bien hubo un puñado de comunistas. Y no hay que olvidar que el gobierno republicano en el exilio ubicó su sede durante un tiempo en la Ciudad Rosa.
A la misma altura que las grandezas de la lucha heroíca del pueblo francés contra la invasión nazi está la participación de los españoles en Toulouse. Porque los anarquistas, los socialistas, los comunistas y los republicanos que se exiliaron allí participaron de esa resistencia. Uno de los destacados resistentes de aquellas jornadas de lucha contra los nazis y colaboracionistas fue Francisco Ponzán. Anarquista aragonés y maestro de profesión, Ponzán participó en el Consejo de Aragón durante la Guerra Civil. Tras la derrota se exilió a Francia y se instaló en Toulouse, donde continuó con la resistencia al fascismo. Allí dirigió una red de evasión de los campos de concentración y contra la deportación. Una vida apasionante la de Francisco Ponzán Vidal que Antonio Téllez nos plasmó en su obra La Red de Evasión del Grupo Ponzán. Anarquistas en la guerra secreta contra el franquismo y el nazismo (1936-1944). Ponzán fue detenido y encarcelado en la prisión de Saint-Michel. El día antes de la liberación fue entregado por los colaboracionistas a los nazis que lo fusilaron y lo quemaron junto con otros cincuenta y tres antifascistas en el bosque de Buzet. Francia reconoció la labor de Ponzán, así como Gran Bretaña y Estados Unidos. El Ayuntamiento de Toulouse dedicó una avenida a aquel que había salvado a unas 3000 personas de una muerte segura en los campos de exterminio de los nazis. En España todavía no se ha reconocido la valía de Francisco Ponzán y, como muchos otros, los documentos aun lo tratan como un bandido o lo condenan al ostracismo.
Pero esa victoria sobre el nazismo permitió que Toulouse fuese uno de los epicentros de la oposición contra el franquismo. Allí el anarquismo hispano arraigó. Y durante mucho tiempo el Movimiento Libertario tuvo su bastión fuerte en esta ciudad occitana. Así, muy cerca de la estación de trenes, en el número 4 de la Rue Belfort se instaló la sede la CNT. En un barrio cosmopolita los anarcosindicalistas tuvieron su centro de actuación, que el exilio libertario ha mantenido hasta hace apenas unos años. Allí, durante muchísimo tiempo, se editaron los periódicos del exilio confederal. El último periódico que salió de allí fue CeNiT, órgano de la Regional Exterior de la CNT cuando está volvió a recuperar su legalidad en España. Un edificio con una entrada de una antigua brasserie era la sede de la CNT y de los libertarios españoles. No fue la única sede. Antes de la Rue Belfort estuvieron instalados en la Bourse du Travail, entre la Place Saint-Sernin y la Rue Merly. Allí, en octubre de 1944 se celebró uno de los Plenos más importantes del Movimiento Libertario en el exilio
Otro centro emblemático del Movimiento Libertario español se situó en la Rue de l´Etoile. Allí, en el número 14, se fundó en 1959 el Ateneo Español. Si bien fue impulsado por los anarconsindicalistas, sus puertas se abrieron a todas las organizaciones del exilio para convertirse en un centro de debate y de oposición a la dictadura franquista. Hoy el Ateneo está desaparecido.
De entre las zonas públicas que los libertarios más utilizaron habría que destacar la Place Wilson, pues alrededor de la misma se instalaban tenderetes y puntos de propaganda donde se podía encontrar los periódico CNT o Ruta. Algo que hacían también los otros partidos y sindicatos en exilio. También en cines como "Les Nouveautés", en el Boulevard Carnot, acogió conferencias y mítines. Pero en esa línea quizá habría que destacar la importancia de la Place Dupuy, en La Halle aux Grains, donde cada 19 de julio el Movimiento Libertario recordaba el triunfo de la Revolución española y el aplastamiento de los militares rebeldes contra la República en Barcelona y en distintos lugares de España. Un acontecimiento que se extendió en el tiempo hasta no hace muchas fechas.
Destaquemos por último que en la Rue du Cimetière Saint-Cyprien número 63, está la tumba de Federica Montseny. Federica vivió en Toulouse y, a pesar de la muerte de Franco y las largas estancias que pasó en España desde 1977, no dejó de vivir allí. Y en la Ciudad Rosa falleció el 14 de enero de 1994. La actividad de Federica Montseny en Toulouse es ampliamente reconocida.
Son muchos más los lugares emblemáticos del exilio español, no solo libertario. Por ejemplo en la Place du Capitole (plaza del Ayuntamiento) se celebraron numerosas manifestaciones de exilio. Muy cerca de allí, en la Rue de Taur número 69 fue donde instaló su sede el PSOE y la UGT. Allí los socialistas albergaron un cine que hoy es la Cinemateca de Toulouse. Los catalanistas también tu vieron su hueco y en la Rive Gauche (ribera izquierda) del río Garona, en la Rue de Novars número 7, todavía se mantiene el Casal Catalá (muy cerca del Quai de l´Exil republicaine espagnol). También en la Rue Pargaminières se celebraron importantes comicios de los socialistas españoles, así como en muchos de los sitios antes citados, también lo hicieron comunistas y los republicanos. La excepción es que estos dos últimos tuvieron otros lugares donde desarrollaron más sus actividades. El exilio comunista se centró sobre todo en los países del Este europeo y en Latinoamérica, así como el epicentro de los republicanos fue México y algunas zonas de Francia.
Esos lugares, esas plazas públicas, esos centros de reunión y manifestación son parte de la historia de España. De una historia proscrita por la oficialidad. Perseguida por cuarenta años de franquismo y silenciada por casi otros tantos de democracia. Nuestra misión es recordar y recuperar la historia de lo que sucedió. Caminando por esas calles, recorriendo los lugares de ese exilio empatizas con los que entonces luchaban por un mundo mejor. Toulouse lo ha sabido reconocer. Y por ello, muy cerca de la actual Casa de España (uno de los pocos centros que quedan del exilio republicano), en la Avenue de Minimes número 85, a la entrada del Jardín de Claude Nougaró se encuentra una obra de Joan Jordá que se llama "Monumento al exilio español".
Sirva esto como un pequeño reconocimiento para demostrar que una parte de la historia del España esta a unos cientos de kilómetros de la frontera francesa, en una hermosa ciudad que se llama Toulouse.
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