domingo, 1 de abril de 2012

La información que se nos oculta sobre el golpe de estado en #Mali.

Mali se halla en el epicentro de la franja sobre la que se está ejecutando la campaña intencionada de desestabilización, sostenida por la mano de los USA y de Occidente, con la intención, nuevamente, de agitar zonas con muchos recursos, pero poca posibilidad de conversión en beneficios, y para construir un dique con el que contener el imparable avance de China y los recursos energéticos que, desde hace años, está comprando en África. Una vez más, como en un cómic al más genuino estilo marvel americano, pero con vidas humanas por medio, los titanes ambiciosos se golpean el pecho, gritan y pisotean un territorio, lejos de sus rascacielos decorados con todas las comodidades, antes de combatir para arrasarlo y, como cuervos, picotear entre los restos y llenar todavía más sus bolsillos.

Mali. Sospechosamente, rodeada por un país sacudido por los efectos, aún terribles, de la última guerra  por el poder apoyada por el imperio napoleónico del pequeño con delirios de grandeza de Sarkozy en 2011,  Costa de Marfil, otro país que está en el punto de mira de las operaciones desestabilizadoras, Argelia y próximo al más codiciado arsenal de uranio, Níger. Las últimas informaciones afirman que las tropas militares han tomado el poder de la capital del país, Bamako, y el palacio presidencial. El poder mediático, casi de un modo automático, ha optado por etiquetar el conflicto como una rebelión de los tuaregs y, a la vez, explicar la violencia en la guerra del norte de Mali como resultado de los esfuerzos de los militares para derrocar al gobierno de Bamako. Algunos medios de comunicación occidentales han encontrado relación más que evidente entre el golpe de estado en este país y el uso del excedente de armas de la guerra civil Libia (eufemismo ya manido de la palabra genocidio, que es lo que sucedió, y sigue afectando a la tierra de Libia).

Aunque es veraz que los tuaregs habitan una región que incluye Mali, el sur de Argelia, Níger y parte del oeste de Libia, no se puede obviar que el grupo de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) opera en el mismo territorio en el que presuntamente los tuaregs han gestado y ejecutado el golpe de estado. Parece que hay pruebas de que este grupo ha sido el que ha recibido las armas sobrantes del genocidio libio, armas proporcionadas bajo el consentimiento no oficial de la mercenaria OTAN, vendida a cualquier operación o guerra con la que poder justificar sus dispendios, su existencia y su funcionalidad para cubrir a los países que realmente son los interesados en la guerra. Somos muchos ya los que suscribimos, a partir de los acontecimientos sangrientos en Libia, Siria, Irán y Argelia, la teoría de que la Guerra del Terror (la supuesta guerra que va a sacudir al mundo, manejada por terroristas) no es más que una maniobra mediática, una operación encubierta, tras la que se esconde el poder americano, los intereses de ciertas empresas poderosísimas, americanas y europeas, que han fabricado una Al Qaeda, desde América, iniciada en la década de los 70, que esconde hechos como la intervención de los EEUU en Afganistán para entrenar y armar a los muyahidines. Al Qaeda vino a sustituir al ENEMIGO, con mayúsculas, americano, una vez que el clásico contrincante, Rusia, abandonó su rol de “demonio rojo ante el que había que luchar”.
La Otan, también, hizo que una asociación terrorista el grupo de Lucha Islámico libio (LIFG) tomase fuerza al ser rearmado, reorganizado y redirigido, ayudada por la CIA y el M16, para lograr acabar con el hasta entonces “amigo” Gadafi. Ahora, en el caso de Mali hay pruebas que apuntan a que las acciones que se intentan achacar a los tuaregs rebeldes son, en realidad, la tapadera de los verdaderos impulsores del golpe de estado: EEUU y su amigos de Occidente. El objetivo: desestabilizar un punto clave, invadir y extender sus tentáculos, amparados siempre por el temor social que desata el creer que el terrorismo islámico, en cualquier momento, puede atacar (con la consiguiente facilidad para que los americanoeuropeos aliados puedan chantajear a la opinión pública y a los países que les interesan) y situarse en medio de una zona en la que el uranio es un tesoro que conseguir. La teoría de que los EEUU están tras el golpe se sustenta en hechos que forman  una más que extensa lista, que no interesa que vea la luz pública, obviamente, de la que reproduzco, únicamente, los más significativos:
-El líder del golpe de estado, Amadou Haya Sanogo, ha realizado innumerables visitas y mantenido contactos con militares americanos, como confirmo un comandante de la tropa americana en África.-Sanogo participó en el programa de Entrenamiento y Educación Militar Internacional Americano, patrocinado y financiado por el departamento de estado americano, según ha confirmadoP. Barnes, representante de Asuntos Públicos.
-Si se tiene en cuenta que el personal militar de Mali, en total, es de 7000 soldados, resulta extraño que Sanogo participase en el programa americano si no se tratase de una medida planificada para un fin a medio plazo (el golpe de estado).
-Un mes antes de las elecciones presidenciales en el país, el 22 de marzo, Sanogo y sus soldados irrumpieron en el palacio presidencial para derrocar al presidente Toumani Toure.
-Los EEUU han condenado a media voz el golpe de estado, pero lo que los medios no citan es que, sin embargo, se han negado totalmente a valorar la más mínima posibilidad de continuar con el programa de ayuda a Mali para 2012, que suponía, en un principio, una cantidad de 140 millones de dólares para ayudar al país.
Curioso, ¿verdad?

Artículo realizado por Pura María García.

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