Este es el texto copiado al dictado:
Mantenerse atado a máquinas que respiran por ti, que te dan la comida, que hacen la función de corazón sin tener ninguna esperanza de que esa situación pueda ser revertida: No es vida.
Estar tumbada en una cunita, sin poder salir jamás del hospital, sin poder reír, sin poder hablar, sin poder correr, sin poder mamar, sin poder darle un besito a sus papis porque tienes tubos por todas partes: No es vida.
Vivir atados a máquinas inmersos en un dolor continuo, sufriendo pinchazos, sin poder jamás ir a una casa, sin poder estar todo el día encima de mamá, sin poder jugar, estando siempre rodeados de extraños, sin poder aprender, sin poder respirar por tus medios, sin poder oler una flor o disfrutar del agua del mar: No es vida.
Vivir atado a una máquina sin ser consciente tan siquiera de que eres un ser viviente: No es vida.
Ésta es la verdad de este demoledor diagnóstico, la esperanza de vida de estos niños es nula, no hay nada que la ciencia pueda hacer por ellos y esa es la razón por la que existe la posibilidad de interrumpir el embarazo.
Desde aquí pido que no juzguemos a los padre que tomen una u otra decisión, ambas opciones son igual de dolorosas y terribles, y están abocadas al mismo desenlace final.
A continuación, viene una estupenda entrevista donde Elena explica la involución y la aberración que puede significar la nueva ley que pretende imponer Gallardón, después de haber vivido su experiencia reciente.
Lo que tenemos que hacer es no juzgar, no opinar, simplemente apoyar y acompañar a los padres en el proceso y, con posterioridad, en su duelo, hablemos entre todos para que la sociedad no juzgue, sino que acompañe a estas mujeres en el viaje más demoledor de su vida.
Una madre que se vio forzada a abortar por las malformaciones de su feto, y que hoy esta preocupada porque en casos como el suyo, con la nueva ley de Gallardón, abortar será ilegal.
La interrupción del embarazo es un derecho de la mujer. Un derecho admitido con leyes parecidas a la ley de plazo española actual, en la mayoría de los países del primer mundo. Gallardón tiene interés, bien por congraciarse con los ultras de su partido o por pagar su particular mamandurria a la Iglesia Católica, en que volvamos a las épocas que tan bien reflejó Luis Martín Santos en su novela Tiempo de Silencio.
Es incomprensible una ley como ésta, desprecia a las mujeres, a las que deja desamparadas jurídicamente, sin decidir sobre su cuerpo, pero desde luego, lo es desde cualquier principio ético, puesto que en aras de “salvar una vida, que no lo es” condena a la familia y a ese ser malformado a un calvario de por vida.
Gallardón, un miembro de un gobierno que se está cargando la ley de dependencia y que pretende que seres que necesitarían más que nadie esos derechos de asistencia queden totalmente desamparados.
Es una aberración, una ley retrógrada que nos retrotrae cuarenta años atrás, que empeora la primera ley de aborto, que si admitía las malformaciones del feto como causa de interrupción del embarazo.
Ante esta ley que pretende este político ultra, hay que unirse y combatirla. No es posible que de un plumazo nos vuelvan a tiempos olvidados. Y pensar que este personaje era al que una parte de su propio partido despreciaba por progresista…Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras.
Salud y República
http://rafa-almazan.blogspot.com.es/2012/07/elena-gallardon-no-las-subsistencias.html
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