domingo, 3 de octubre de 2010

Gómez gana a Zapatero en Madrid.

Madrid se ha rebelado contra los deseos de José Luis Rodríguez Zapatero. Al presidente del Gobierno le ha reventado en la cara un problema interno que pone en cuestión su liderazgo en la etapa más delicada desde que, en julio de 2000, se hizo cargo del partido.
    El día decisivo 
    Trinidad Jiménez deposita su voto en la agrupación socialista de Moncloa, acompañada por el candidato a la alcaldía, Jaime Lissavetzky.- GORKA LEJARCEGI
    El hombre que dijo 'no' 
    Tomás Gómez muestra la papeleta antes de depositarla en la urna en la agrupación socialista de Parla.- CRISTÓBAL MANUEL
    Las primarias celebradas para dirimir el nombre del cabeza de lista en las próximas elecciones autonómicas ha dejado al presidente del Gobierno mal parado pues Tomás Gómez, secretario general de los socialistas madrileños, ha ganado a la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, la candidata de Zapatero a la que apoyaron con todas sus fuerzas los ministros con más poder del Gobierno, José Blanco (Fomento) y Alfredo Pérez Rubalcaba (Interior) así como significados dirigentes de la Ejecutiva federal del PSOE.
    Goméz ha ganado a Jiménez por 545 votos de diferencia (7.596 frente a 7.051), un resultado muy apretado y previsible tras conocer, hace más de una semana, los avales que habían conseguido reunir ambos candidatos. El PSOE se ha dividido en Madrid entre los que apostaban por la rebeldía frente al poder federal y los que se convencieron de que las encuestas eran el mejor indicador para elegir a un candidato con el que arrebatar la mayoría absoluta al PP en la Comunidad de Madrid. Vencieron los primeros.
    En una breve comparecencia, Gómez tras conocer su triunfo ha agradecido todos los apoyos recibidos y ha tenido un reconocimiento para Jiménez, a la que ha calificado como "rival formidable". "Ya no somos una opción u otra; estamos todos juntos, en un mismo equipo", ha subrayado.
    Pocos minutos después, con gesto de decepción, se presentaba ante los medios la ministra de Sanidad que ha subrayado que "ahora más que nunca" se debe "a este proyecto" y a "los anhelos de cambio" de los militantes. Jiménez también ha tendido la mano al ganador: "Cuenta con mi apoyo", ha dicho, y ha agradecido el "calor y aliento" que ha recibido durante la campaña.
    El presidente del Gobierno ha telefoneado al vencedor para felicitarle. Ambos mantuvieron una conversación cordial y quedaron para trabajar juntos por su candidatura para Madrid, según fuentes oficiales de la dirección del PSOE.
    Sobre las nueve y media de la noche, el Twitter de Jiménez ya anunciaba su derrota: "Gracias a todas y todos los compañeros, por vuestro trabajo y apoyo. Enhorabuena al ganador. Y a partir de mañana a ganar Madrid".
    Llevar la contraria al jefe
    Antes de la contienda, la primera que celebraban los socialistas madrileños desde 1998, cuando Fernando Morán -que ganó- y Joaquín Leguina compitieron por la candidatura a la alcaldía de Madrid, Tomas Gómez se atrevió a llevar la contraria a Zapatero en varias ocasiones, a decirle que no cuando el presidente le pidió que renunciase al puesto en favor de Jiménez. Eso hizo del secretario general de los socialistas madrileños un dirigente hostil para la dirección nacional y le dio la notoriedad de la que había carecido en los tres años de mandato al frente del PSM.
    La victoria de Gómez abre un panorama incierto en el partido ante las próximas elecciones autonómicas. Zapatero irá a la campaña electoral, donde el PSOE puede recibir el peor varapalo de los últimos 10 años en unos comicios que tienen caracter de generales porque se celebran en toda España, con un candidato por la Comunidad de Madrid al que no quería el presidente del Gobierno y al que pidió expresamente que se retirase.
    El empuje del aparato de la Ejecutiva Federal no ha sido suficiente para convencer a la militancia socialista madrileña (algo más de 18.000 afiliados) de que Trinidad Jiménez era la mejor apuesta.
    Las encuestas esgrimidas por Zapatero y otros miembros de su equipo para justificar su apuesta por Jiménez, dado que tenía mucho mejor resultado que Gómez, tampoco han servido para decidir las elecciones internas a favor de la ministra.
    El candidato Gómez ha sido apoyado en su campaña de primarias por algunos de los ex dirigentes socialistas más críticos con Rodríguez Zapatero, los mismos que defienden abiertamente el cambio de candidato a las próximas elecciones generales.
    El secretario general de los socialistas madrileños consolida su poder en el PSM, adonde llegó de la mano de Zapatero que le eligió como sustituto de Rafael Simancas, cuando este perdió por tercera vez unas elecciones autonómicas ante Esperanza Aguirre.
    Gómez ha ido sumando apoyos dentro del PSM gracias, en parte, a las órdenes de la dirección nacional de no agitar el avispero de Madrid.
    Cuando se anunciaron las primarias y se conoció la rebelión de Gómez ante Zapatero, el PSM se volvió a fracturar en dos, tanto entre los alcaldes madrileños, como entre los diputados autonómicos y los concejales de la capital. La división fue total en la carrera de las primarias. El PSM volvió a repetir su historia de divisiones, fracturas, tensiones y revanchas.
    En la nueva etapa, Gómez tendrá una autonomía relativa. En la principal candidatura municipal de la Comunidad de Madrid, la de la capital, el cabeza de lista, Jaime Lissavetzky, apoyó en las primarias a Trinidad Jiménez y la acompañó como "ticket electoral".
    Lissavetzky buscará para las elecciones municipales un equipo fiel en el que se incluyen dirigentes muy poco queridos por Tomás Gómez y que saldrán elegidos concejales para cuatro años.
    Por su parte, Gómez encabezará la lista autonómica y tendrá amplios poderes sobre la misma aunque sabe que la Ejecutiva Federal tiene competencias sobre esa candidatura y todas las de municipios mayores de 50.000 habitantes, y puede imponer algún nombre que podría no querer a su lado el secretario general de los socialistas madrileños.
    La cohabitación será difícil pero todos los dirigentes consultados vaticinan que "al menos será" porque lo contrario "sería un desastre".
    En la carrera por las primarias, Gómez se ha rodeado de los principales ejecutivos de la dirección regional, algunos veteranos del socialismo madrileño -el ex alcalde Juan Barranco, hoy diputado nacional; y el ex presidente autonómico, Joaquín Leguina-, y algunos amigos de Zapatero que trabajaron junto al presidente durante muchos años -el diputado nacional José Andrés Torres Mora- y algunos colaboradores de los Gobiernos de Felipe González -como el periodista Eduardo Sotillos o algún ex ministro-.
    La rebelión de Madrid contra el poder federal del PSOE es algo insólito en el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero como secretario general del partido. Ninguna federación importante ha elegido a sus dirigentes sin el visto bueno de la dirección nacional y, en muchos casos, los líderes regionales han sido aupados desde la Ejecutivo Federal y con el aliento del propio Zapatero.
    Madrid, hasta ayer, era un ejemplo de la influencia de la dirección nacional sobre las federaciones. Zapatero eligió a Gómez hace tres años; hace dos meses le pidió que se retirase sin éxito y ahora ve como el secretario general de los socialistas madrileños vuela en solitario con el viento en contra de la Ejecutiva Federal.
    Las próximas elecciones autonómicas, donde todos los sondeos vaticinan una victoria por mayoría absoluta del PP, será el siguiente obstáculo para la continuidad de Tomás Gómez al frente del partido en Madrid.

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