miércoles, 25 de mayo de 2011

¿Cuándo dejará la Iglesia católica de ser un partido conservador que apoya a los dictadores y discute la bioética?


EN OTRO TIEMPO, VOLTAIRE LE HUBIERA DADO UN PAR DE HOSTIAS

Ayer, el su eminencia el cardenal francés Vingt-Trois, utilizó todo el peso de su influencia como arzobispo de París y presidente de la Conferencia Episcopal, para atraer la atención de los ciudadanos en el curso de los debates parlamentarios sobre la revisión de las leyes de la bioética.

Según el santo varón, que ha ocultado decenas de casos de pedofilia, esas normas no van en la dirección correcta. Teme que la difusión sistemática de un diagnóstico prenatal, se convierta de hecho en una suerte de “eugenesia de Estado”, que eliminaría el riesgo de que nacieran criaturas con alto riesgo de discapacidad, al tiempo que rechaza cualquier posibilidad de investigación médica con embriones humanos.

El ilustrísimo cardenal prefiere impedir que los futuros padres conozcan si van o no a tener un hijo con serias dificultades físicas o mentales.

El propósito de la batalla de Bioética es concreta: evitar el sufrimiento al ser que va a nacer y a quienes se responsabilizarán en el futuro de su educación y cuidado.

Nadie, hasta ahora, ha encontrado la receta adecuada para hablar de este tema con sencillez y claridad al público. El nombre mismo de “bioética” pone en guardia a los más pusilánimes.

¿Por qué? Hay una cierta pereza intelectual a la hora de comprender un asunto tan crucial, con toda su presunta complejidad, incluso si este se definiera como “ética de la investigación médica”, que sería algo más extenso, aunque más comprensible para el ciudadano medio.

LA PRENSA DE SARKOZY SE MOFA DE LA BIOÉTICA

Ese recelo se hace más patente en las personas que votan a partidos situados en la derecha, a los que se ha unido la voz de la Iglesia, que una vez más confunde medidas de prevención y protección del ser humano, con una agresión directa a la “voluntad de Dios”, que de cuando en vez premia a una parte de las parejas heterosexuales, con criaturas que nacen con gravísimas carencias o discapacidades. Pudiendo evitar tales sufrimientos, el cardenal Vingt-Trois prefiere el sadismo.

De todas las religiones existentes en el orbe, la católica es la que más trata de frenar el avance de la ciencia, a la hora de ayudar a un enfermo a encarar sus últimos días de vida, o a impedir, sin violencias o imposiciones, que aquellos ciudadanos que lo deseen, sepan los males o enfermedades que pudiera padecer el embrión que la madre lleva en su interior.

¿Cuándo las autoridades católicas dejarán de intervenir en asuntos que no son de su incumbencia? ¿O tal vez les duele que la ciencia lleve la contraria a los designios del divino hacedor?

http://tenacarlos.wordpress.com/2011/05/24/%c2%bfcuando-dejara-la-iglesia-catolica-de-ser-un-partido-conservador-que-apoya-a-los-dictadores-y-discute-la-bioetica/

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