“De la mansarde où je réside, j’excitais les farouches bras des mégères gendarmicides, en criant: “Hip, hip, hip, hourra!”
(Desde la buhardilla donde resido yo jaleaba los feroces brazos de las arpías gendarmicidas gritando: “Hip, hip, hip, hurra!”)
Eso es lo que un joven estaba cantando desde la terraza del ático donde reside, un plácido día de julio de 2009, en la ciudad de Cherburgo (donde se rodó el célebre filme de “Los Paraguas de…”), como acostumbraba desde hace años. Una forma como otra cualquiera de rendir homenaje al eterno poeta, autor de canciones incolvidables, que millones de ciudadanos conocen de memoria.
Los versos pertenecer a la titulada “Hecatombe”, una de las joyas que Georges legó a la posteridad, en la que critica ferozmente la represión social.
Pero tres pólicías (gendarmes) que circulaban por la calle, no pensaron en otra cosa que en la falta de respeto que significaba cantar ese tema a su paso por la calle, aunque el intérprete estuviera en su casa, mientras ellos hacían su habitual ronda de cada tarde. Tomaron nota, fueron a comisaría, presentaron la denuncia y dos años después acontece lo insólito. No penseis que le acusaron de haber cometido un desafine, no.
- SÍ, USTED ESTABA OFENDIENDO A LA POLICÍA CON UNA CANCIÓN
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