lunes, 23 de mayo de 2011

España. La historia al revés.

Y AHORA, ¿QUÉ HACEMOS?

El camino hacia la democracia es más duro de lo que algunos esperábamos. Como dice mi colega Beatriz “…y más largo que un día sin música”.

Hace lustros que admití, no sin cierta resignación, que Europa jamás se dotará de un sistema que responda a la etimología del término. No puede existir un sistema participativo en un continente donde las armas las controla el capital, escondido en edenes sin adanes y evas, pero con más caínes que abeles. Ni la serpiente busca manzanas, porque todas están podridas.

Lo que más me sorprendió de la caída del campo socialista no fue la debacle, sino que el ejército rojo respetó la voluntad de buena parte de la sociedad, que creía a pies juntillas, oh, maldita ingenuidad, que las luces de neón que iluminaban el otro lado del Checkpoint Charlie, eran la señal inequívoca de un supuesto cumplimiento y respeto a los derechos humanos.

Bielorusia no acepta tal impostura y Ucrania atiza el rescoldo fascista, como hacen Chequia o Polonia, Dinamarca y Noruega, Finlandia y España.

Algo huele a podrido en Barcelona y Madrid. Ahora que no hay comunistas, vendrán a por los demás, como anunciaba Brecht, comenzando por el Islam. Se arman los Cristos: ¡vaya si se arman¡…

Soy viejo, comodón y melómano. Por eso cruzaré de nuevo el Atlántico. En el aire suena una canción envuelta en colores latinoamericanos. Durante el trayecto pienso en que no sería extraño que la historia se volviera del revés; que en caso de que una sola nación del viejo continente osara caminar por la senda del socialismo real, los milicos europeos, almas gemelas de Pinochet, Powell, Milans del Bosch, Videla y Duvalier, Stroessner y Batista, comandarían una revuelta armada, sin importarles el exterminio de la población.

América latina nos ha enseñado que, tras haber padecido desde el siglo XVI los genocidios más abyectos de la historia, sus pueblos se levantan poco a poco, entre el exterminio cometido por demócratas a lo Borbón y las amenazas y violencia a lo Obama.

América latina, maltratada desde que las naves de Colón arribaran por error a sus costas, se alza con firmeza creyendo que es posible la democracia, mientras sus medios de comunicación (los mismos que jalean las acampadas en el estado española) claman a la derrota de quienes incluyen en sus programas asuntos tan “peligrosos” como la miseria, la hambruna, la enfermedad y el analfabetismo, que laceran en pleno siglo XXI a más del 50% de sus habitantes.

América latina cree en aquellas pequeñas utopías, que ya se hundieron desde Lisboa a Moscú, entre I-Pod, hamburguesas, play-stations, miles de canales de TV, consumo irreflexivo, hipnosis colectiva y detritus nucleares.

Cuando aún algunos incautos y empobrecidos ciudadanos del nuevo continente, creen que las longanizas son las cadenas con las que atamos a nuestros perros, muchos anhelamos regresar a aquellas tierras, sin cruces ni espadas, para formar parte de un mariachi, recibir el canto de los pájaros, imitar la estrategia del caracol, escuchar radio la Colifata y acompañar a los cantores y poetas populares con una quena o un charango, un cuatro o un laúd.

América latina da hoy lecciones democráticas a Europa, clases magistrales de dignidad y valentía. Másters en participación.

Qué amarga es la risa de quien escucha a un supuesto revolucionario europeo, lanzar denuestos contra los procesos latinoamericanos. La ignorancia absoluta, la inopia política, el despiste del mediocre, la inutilidad verbal, distingue a esos superrevolucionarios, que diría Fidel Castro de forma tan certera.


SUPERREVOLUCIONARIO EN PLENA FAENA

Miraos al ombligo, compañeros y compañeras. ¿Qué podéis enseñar hoy a quienes resisten los continuos ataques y chantajes de las burguesías ecuatoriana, boliviana, venezolana o nicaragüense? ¿Qué sabéis de su historia, de su dolor ante los crímenes y el terrorismo de estado? ¿Qué conocéis de los sacrificios de una ciudadanía que se mantiene erguida, en un escenario donde el poder económico y la Iglesia están en contra del desarrollo cultural, social y político? ¿Qué experiencias de lucha vais a mostrar a aquellas gentes? ¿Qué clase de gobiernos y programas podeís presentarles?

Con todos los errores que puedan cometerse en cualquiera de aquellos países, son millón de veces más ejemplares en su combate y organización popular que todo lo habido en esta vieja Europa desde 1945.

Decía Martí que “Los buenos españoles son cubanos”. Permitidme robarle el símil: Los buenos europeos son bolivarianos.


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