Iluminaciones.

Quizá, con los sucesos que están acaeciendo en España y en gran parte de Europa, este tema haya quedado extemporáneo. Pero es lo que había pensado, y por qué no, tenga que ver también, con el comienzo de un gran desgajamiento del gran imperio de nuestro tiempo. El que impone los lineamientos económicos, los sociales, los culturales, y el que se arroga el conocimiento de la justicia y de la ley.

Matan a un tipo, a un terrorista y nadie se espanta, por el contrario, hay gente en las calles festejando eso, el asesinato de un tipo. Lisa y llanamente, no se puede llamar de otra manera.

Ahora, más allá del salvajismo que denota la acción, ya no pueden adjudicarse el discurso de la ley, ni de las democracias, ni de la libertad, no tienen derecho. Esto es lo que en Argentina o en cualquier parte del mundo (supongo que excepto en EEUU y sus jolgoriosos aliados) se llama Terrorismo de Estado. Digamos que Estado, en este caso, debería dejarse de escribir con mayúsculas, y más, si se trata de estados unidos para matar.

¿Debería sorprenderme? Quizá no, quizá sí. Que a esta altura de la historia un estado se jacte de matar por matar, de gozar con la tortura, es cuanto menos un despropósito, eventos salidos de la cabeza de Kafka. Procesos iniciados por el “mero deseo” de un iluminado y ejecuciones inverosímiles que parecen fotografías de otro tiempo, veladas por una niebla de siglos. Pero pasa y viene pasando hace un ratito, así que, nada de sorpresas.

El argumento de un hijo de puta que le pega  a su esposa, para justificar su acto es que “no me hizo el almuerzo” o “no lavó los pisos”. Ninguna diferencia: Bin Laden mató mucha gente, por eso, nosotros lo matamos miserablemente. La ley del Talión.

EE. UU. & Cia. S.A., no sólo operan con los métodos del terrorismo, rebajando, naturalmente el rol de un “Estado” a un “estado de terror”. Pisotean inescrupulosamente la bandera de la ley que ellos mismos enarbolan. Degradan además, los valores de otros tiempos, de sociedades arcaicas.

EE. UU usufructúa de la “venganza” pero omite otro valor fundamental, el honor. Como bien lo dice Lipovetsky en La era del vacío, “Honor, venganza, dos imperativos inmemoriales, inseparables de las sociedades primitivas (…) El honor y la venganza expresan directamente la prioridad del conjunto colectivo sobre el agente individual.”

Estamos hablando de sociedades primitivas. El accionar de EE. UU. ni siquiera puede encuadrarse en este tipo de sociedades. ¿Habrá un estado previo en el cual las sociedades usaban la venganza sin límites?

Se entiende que en una sociedad en el cual la ley sea la venganza, ésta será un círculo vicioso, interminable, en un ir y venir constante de vengadores a vengados y viceversa. ¿Quién sobrevive en una sociedad en la cual la venganza sea la norma?

El accionar del imperio está absolutamente viciado de sombras del terrorismo. La tortura y la burla. El ingreso espurio en otros países, en otros, con el consentimiento de  pequeñas células que operan a su favor. Una cárcel que parece un campo de concentración. Bloqueos salvajes. Guerras preventivas, invasiones preventivas, asesinatos preventivos. Preventivamente es “por si acaso”, y el imperio se arroga el derecho de juzgar que "es" lo peligroso para el mundo, o para sus intereses. 

Esta ley preventiva, obviamente, no está escrita. Sólo los iluminados (los terroristas se consideran tal) pueden materializarla. Porque pueden ver "previamente" lo que va a suceder.