martes, 22 de noviembre de 2011

Jordania vive su primavera árabe.

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MOVIMIENTO 24 DE MARZO. Los indignados jordanos han creado un grupo de protesta.
Las últimas protestas en Jordania han forzado al rey Abdalá a cambiar, el 17 de octubre, al primer ministro, a su Gobierno y al jefe de los servicios de inteligencia por segunda vez este año. Awn Al-Khasawneh, exjuez de la Corte Internacional de Justicia, sustituyó a Marouf Al- Bakhit, que durante su breve mandato de diez meses se ha enfrentado al descontento social.
Las manifestaciones han sido constantes en Jordania desde enero, siguiendo la estela de Egipto o Túnez. Muchas protestas han sido reprimidas con violencia y esto ha producido la muerte de una persona así como cientos de heridos. El pueblo jordano ha salido a las calles para reclamar mejores condiciones de vida y pedir que se luche contra la corrupción y cambios políticos.
El reino de Jordania, independiente desde 1946, es una monarquía constitucional gobernada por la dinastía hachemita, de origen saudí, aceptada tibiamente por las tribus jordanas. El reino es el único país árabe, junto con Egipto, que mantiene relaciones con Israel y su estabilidad se considera fundamental para mantener el orden en la región. Tras la creación de Israel en 1948 y el éxodo palestino, la población está compuesta por los súbditos jordanos y los habitantes de origen palestino, entre un 40 y un 60%del total.
Sin embargo, muchos jordanos no están a favor de las buenas relaciones del país con Israel. El 26 de octubre, 17 aniversario de la firma del acuerdo de paz de Jordania con Israel, cientos de personas se manifestaron para pedir el final de este acuerdo.Para el Comité Nacional para Enfrentar la Normalización con Israel, formado por una coalición de partidos de la oposición, es necesario poner fin a las buenas relaciones con el país vecino porque “el tratado fue el resultado de las presiones sionistas y estadounidenses tras la guerra del Golfo”.
Crecen las protestas
Aunque oficialmente Jordania es una monarquía parlamentaria, no existe una verdadera separación de poderes y estos recaen, en mayor o menor medida, en la figura del rey. Así, gobernadores, senadores, primer ministro y Gobierno son elegidos por el rey. Éste tiene, además, autoridad para disolver el Parlamento. Es también jefe del Ejército y los servicios de inteligencia e interfiere en el poder judicial, como demuestra el indulto masivo aplicado en junio para ganar apoyo popular ante las protestas.
El régimen, que se siente acorralado por las protestas, ha anunciado a primeros de noviembre que va a poner en libertad a todos los presos políticos. Estas estrategias responden a la presión social y a la crisis política, aunque la monarquía ha intentado aparentar que se están llevando a cabo cambios. Así, en enero, el monarca destituyó al Gobierno para, a continuación, solicitar al nuevo ejecutivo “un período nuevo”. Además, incluyó también a los islamistas en la agenda política, populares pero tradicionalmente menospreciados. Pese a ello, el descontento con la monarquía es creciente. Al malestar causado por la falta de democracia y las precarias condiciones de vida, se suma la frustración que provocan los numerosos casos de corrupción que afectan a miembros tan cercanos al rey como la propia reina Rania de Jordania.
Las protestas no son una novedad en un país de casi 30 millones de habitantes, con un índice de paro del 14% y grandes desigualdades sociales. La política de privatizaciones, muy intensa en la última década, que afectó a los fosfatos, transportes, agua, electricidad o telecomunicaciones, ha generado constantes reivindicaciones populares.
Una de las mayores protestas, que se saldó con 17 heridos, tuvo lugar el 15 de julio. La marcha, a la que se unieron los periodistas de los principales medios del país, se convocó en respuesta a la presentación de la ley anticorrupción. El artículo 23 de dicha ley impone multas de entre 30.000 y 60.000 euros a cualquier acusación de corrupción no contrastada con “pruebas sólidas”. Tal y como denuncia Mohamed Abdel Dayem, coordinador del Comité de Defensa de Periodistas en la región, “la aprobación de la ley reduciría drásticamente la posibilidad de los periodistas de exponer los casos de corrupción”.
Otro aspecto que llevó a cabo el destituido Gobierno de Al-Bakhit fue la modificación de la Carta Magna. El rey Abdallá presentó en agosto un paquete de 42 enmiendas a la Constitución. Sin embargo, los opositores recriminan que éstas apenas aplican recortes a los poderes reales y que ignoran una de sus peticiones principales: que sea el Congreso y no el rey el encargado de nombrar al Gobierno. Naseem Tarawnah, conocido bloguero y activista jordano, escribe sobre las enmiendas: “gran parte de la euforia sobre estas enmiendas se parece a darle un hueso a un perro hambriento; convencerle de que es un filete no es un gran problema”.
De nuevo, hace tan sólo unas semanas, el anuncio de la nueva ley electoral provocaba el corte de carreteras y nuevos altercados. El Frente de Acción Islámico (rama de los Hermanos Musulmanes en Jordania) y otros partidos de izquierda ya han declarado que boicotearán las elecciones municipales del 27 de diciembre.
Los indignados de Jordania
En el nuevo contexto las demandas han ganado intensidad y han asumido un cariz más político. Ése es el caso de los jóvenes que han creado el Movimiento 24 de Marzo, grupo que lleva el nombre de la primea gran manifestación en la Plaza Abd-il-Nasser, en Ammán, durante la cual una persona murió debido a la represión policial. En su intento de emular las manifestaciones de El Cairo, el Movimiento 24 de Marzo ha tomado dos veces esa céntrica plaza de la capital. En torno al grupo 24 de Marzo hay también jóvenes sin filiación política y por primera vez participan palestinos junto a jordanos en las manifestaciones contra el Gobierno, si bien no se han posicionado contra el rey.
El viernes 4 de noviembre se celebraron en la capital y en varias ciudades manifestaciones simultáneas, en su mayoría del Movimiento 24 de Marzo, para pedir democracia. En la capital un grupo promonarquía atacó a los manifestantes y la policía aprovechó el caos para cargar con fuerza.
Un foro por la ”estabilidad”
Con las protestas por la precariedad social y la falta de democracia de fondo, Jordania celebró, del 21 al 23 de octubre, el Foro Económico Mundial para “impulsar el sector privado en el área”. Cerca de mil delegados de 50 países fueron arropados por los reyes Abdalá II y Rania. Entre los asistentes estaban el jefe del Consejo Nacional de Transición libio, Mahmud Jibril, el primer ministro de Catar, la exsecretaria de Estado de EE UU Madeleine Albright, miembros del G8, empresarios de todo elmundo y el rey Juan Carlos que pidieron “estabilidad” en la zona, en referencia a la situación de Israel-Paslestina. El foro recibió críticas en la red bajo los hasthags #WEF y #OccupyWEF.
http://www.diagonalperiodico.net/Jordania-vive-su-primavera-arabe.html

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