José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- El día 9 de julio de 2011 proclamaba su independencia Sudán del Sur. Al cubrir la noticia, algunos medios han citado el papel solidario que desempeñó Cuba en la educación de 600 niños sursudaneses que fueron enviados a la Isla en los años 80 (1). Muchos ocupan ahora puestos en la dirigencia política y profesional del nuevo estado. La sola mención de la ayuda cubana choca con la habital política informativa de los medios, que silencia la gigantesca labor de solidaridad de Cuba con decenas de países del Tercer Mundo (2). Algo positivo, sin duda. Sin embargo, en casi todas las noticias, se presenta la acción solidaria cubana con los estudiantes de Sudán del Sur como una mera pieza instrumental en el tablero de la Guerra Fría. El diario español El País lo explicaba así (3): (en los años 80) “algunos instructores eran cubanos enviados por Castro para alentar las revoluciones en África y exportar el comunismo. Muchos de los reclutas eran niños incapaces de cargar un arma. (...) En lugar de mandarles al frente, les enviaron a Cuba para que estudiaran”. Esta explicación utilitaria del esfuerzo solidario de Cuba se repite en muchos otros medios. El diario ABC decía (4): “En plena Guerra Fría, el régimen castrista suscribió con varias naciones africanas del bloque soviético (...) un acuerdo por el que más de 25.000 de sus jóvenes serían educados en suelo cubano. (...) Cerca de 600 eran sudaneses”. Este diario de la derecha española entresacaba, incluso, bajo el encabezado “Suicidios en Cuba”, un comentario de uno de los sudaneses enviados a Cuba, acerca de “algunos de los compañeros (que) se suicidaron (en la Isla) debido a la falta de adaptación a la nueva realidad”. Un dato que, de ser cierto, sería absolutamente excepcional, y que contrasta, por cierto, con las palabras entusiastas de muchos entrevistados, en diversos medios, remarcando que en Cuba se sintieron respetados e integrados: “Las condiciones eran buenísimas, para nosotros que salíamos del bosque, imagínate”, “Yo nunca me sentí como un extranjero en Cuba, me sentía como un niño cubano”, declaraban dos de ellos a Televisión Española (5). Por otro lado, al informar sobre la creación de este nuevo estado africano, los grandes medios han pasado de puntillas sobre las responsabilidades históricas de las potencias coloniales en su situación actual de dependencia y extrema pobreza. Y han preferido, una vez más, ser altavoces de la propaganda oficial sobre la supuesta “ayuda” occidental, en forma de préstamos, inversiones o proyectos de cooperación al desarrollo (6). Ni una referencia –imprescindible para la comprensión de la información- a las actuales apetencias de las potencias mundiales sobre los yacimientos de petróleo de esta zona de África, verdadera razón del acercamiento y legitimación del nuevo gobierno de Sudán del Sur (7). Mientras, a través de agencias minoritarias nos enterábamos del encuentro entre el Vicepresidente cubano, Esteban Lazo, y “medio centenar de profesionales sudaneses, graduados en Cuba” (8). Prensa Latina informaba de que “muchos de ellos expresaron en perfecto español su agradecimiento a la Revolución cubana, y en especial a Fidel Castro, por haber tenido la oportunidad de formarse como profesionales.” Esta última información, por supuesto, no ha llegado a la inmensa mayoría de la población. Publicarla en los grandes medios habría supuesto sobrepasar los márgenes de lo permitido por dueños y gestores del orden informativo. De momento, habrá que conformarse con que, de manera excepcional, el importante papel solidario de Cuba con los pueblos de África haya sido, al menos, mencionado. |
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