Coronel Amadeo Martínez Inglés - De Insurgente
En este artículo un coronel del Ejército español, Amadeo Martínez Inglés se interroga sobre las razones que impiden a los españoles sublevarse ante la presente situación politica y económica "¿Pero a qué coño, y lo digo totalmente en serio, esperamos - se pregunta el coronel - los españoles para sublevarnos, para decir ¡basta ya!, para gritar a coro y a mandíbula batiente ¡Hasta aquí hemos llegado, políticos de medio pelo, ineptos de mierda!".
España en estos momentos, amigos, es una ruina total, un fiasco social y político, una catástrofe económica y financiera: Recesión, paro monstruoso, corrupción generalizada, deuda escalofriante, miseria total para millones de sus ciudadanos, despidos laborales gratis total, déficit imparable, recortes salvajes en sus sistemas sanitario y educativo, algaradas estudiantiles, protestas sociales en aumento incontrolado, huelgas sectoriales por todos lados y paro general del país a corto plazo, descontento social a todos los niveles, desprestigio de las instituciones comenzando por una monarquía enfermiza y corrupta y terminando con una clase política inepta y totalmente despreciada por el pueblo … y, en el horizonte a medio plazo, la suspensión de pagos pura y dura y el colapso total como nación soberana.
Y encima de todo esto, y por si fuera poco, deprimido lector, seguimos bajo las órdenes, ya descaradas y sin tapujos democráticos de ninguna clase, del nuevo imperio económico germano, de la implacable dictadura del euro de la señora Merkel a la que ya solo le falta ponernos a todos los españoles a desfilar por La Castellana al paso de la oca y con el asustado“recortador de oro”, señor Rajoy, tocando el tambor y acompañado de la cabra de La Legión.
Esto ya no hay dios que lo aguante, compatriotas. Este país es de locos, se va al carajo, estamos a días, o como mucho semanas, de atravesar en tropel la línea roja del “no retorno” (esa línea intangible de corte castrense, no dibujada en los mapas militares, que les dice muy bajito al oído a los soldados de elite que ejecutan una arriesgada misión que a partir de ella solo les queda luchar como jabatos, cumplir a rajatabla la tarea encomendada y esperar a que la suerte les salve la vida y el honor) y los españoles seguimos hocicando en el error, en la mentira, en el pasotismo más suicida, en el sálvese quien pueda y esperando, con más moral que el divino Urdangarín, que Europa se apiade de nosotros, que se crea a pies juntillas las mentiras del nuevo y asustado presidente del Gobierno español, señor Rajoy, que acepte sin muchas represalias comunitarias el órdago suicida que le lanzó el viernes día 2 de marzo por la tarde en Bruselas a cuenta del descomunal déficit que arrastra este país y nos posponga los deberes financieros relacionados con el mismo hasta el año que viene.
¿Pero que coño, y lo digo totalmente en serio, esperamos los españoles para sublevarnos, para decir ¡Basta ya! para gritar a coro y a mandíbula batiente ¡Hasta aquí hemos llegado, políticos de medio pelo, ineptos de mierda!? ¿Pero es que los 45 millones de pacientes ciudadanos de este país (millón más, millón menos, de parados obviamente) aparte de corruptos (no todos lo somos, afortunadamente, afincados la gran mayoría de ellos en la política, en las instituciones y en las llamadas clases pudientes), pasotas (a título individual y colectivo), pelotas con el que manda (el “Sí, señor, señor”, de los marines estadounidenses tiene raíces hispánicas), de valor recóndito, manifiestamente mejorable y dado en última instancia a las derrotas heroicas, “lameborbones” ancestrales, futboleros a semana completa, torotorturadores de puro, almohadilla y copa, vagos (según la señora Merkel; de “baja productividad laboral” según los economistas del reino), tontorrones del culo (con un crédito cerebral medio cercano a aquellos 5 picogramos del solomillo optimizado con clembuterol de nuestro último crac ciclista), envidiosos (lo de “no desearás la mujer de tu prójimo” fue puesto en el decálogo de buenas prácticas del catolicismo a instancias de los primeros evangelizadores ibéricos), individualistas (solo nos juntamos con otros u otras para robar o procrear)… somos también masoquistas de tamaño natural y a jornada completa?
Pues sí, amigos, la verdad es que somos de todo eso y algo más. Somos unos ilusos y unos irresponsables. ¿Pero es que queremos seguir, más pronto que tarde, por la inicua senda por la que ahora mismo deambulan entre el deshonor, la ira, la vergüenza, la pobreza más absoluta y el instinto suicida y asesino, los ciudadanos/esclavos griegos de la todopoderosa UE que no han tenido los “parthenones” necesarios para plantar cara de una vez a la “fürher”Merkel y al “petit emperateur” Sarkozy?
¿Pero es que en este país no somos capaces de hacer ver a nuestros lerdos gobernantes (que lo son y mucho, algunos como el ya jubilado ZP lo demostró en su día con matrícula de honor al llevarnos a todos de las orejas a la pista de salida de esta esquizofrenia nacional que ahora padecemos y el actual presidente del Gobierno, el mentiroso compulsivo a escala global,don Mariano “el gallego”, lo hará asimismo muy pronto una vez que termine con aprovechamiento el curso de “hostiable social” que actualmente realiza) que estamos hasta el gorro de tanta mentira, tanta incoherencia, tanta frustración, tanta corrupción, tanto robo (a mano armada y solo con careta), tanta degradación social y política, tanta oligarquía de dos partidos hegemónicos que se reparten periódicamente el poder y, con ello, millones de euros a punta de pala (justo los que faltan en estos momentos en las arcas de este Estado fallido y en almoneda)?
¿Pero es que no somos capaces de hacer entender a estos golfos políticos que nos malgobiernan, escondidos tras una acreditación como representantes del pueblo soberano robada legislatura a legislatura a través de unas listas electorales cerradas y bloqueadas, que su tiempo de vino y rosas, de patente de corso franquista amañada en el miedo y el pasotismo de todo un pueblo asustado tras cuarenta años de dictadura, está a punto de consumirse, a punto de derretirse en el fuego incontrolado de una crisis económica, política y social de esas que cíclicamente mandan a los pueblos la propia historia, ávida de regeneración y horizontes nuevos?
Yo, desde luego, amigos, alucino cada día más en este país de locos (la mayoría), corruptos (todos los que pueden), parados (sumergidos o no), pobres (en subida exponencial), pasajeros de AVE (los pocos que a día de hoy tienen prisa y dinero), pobres (de solemnidad y de textura media) y pelotas (absolutamente todos). ¿Pero hasta cuando vamos a seguir así? ¡Cuando coño nos vamos a movilizar de verdad la masa borreguil española que malvive y sufre en la actualidad a cuenta de unos pocos miles de robaperas y políticos trincones (el monarca a la cabeza), con faca virtual o de acero toledano escondida en el slip o la braga, para mandar a todos ellos a la mierda (perdón, otra vez me he abandonado el escatológico palabro,“ostracismo” quedaría mejor en el contexto literario en el que normalmente me muevo pero el cabreo monumental que arrastro en estos momentos no me permite relajarme hacia más éticos eufemismos de forma)!
Yo sigo esperando, bondadosos y deprimidos conciudadanos, con mi vista puesta en el tornado político y social que se está formando en estos momentos en millones de cocinas españolas, ese mágico día “D”, ese momento histórico que arrastre con fuerza la polución endiablada y asesina que cubre este país desde hace ya bastantes décadas. ¿Será el próximo 14 de abril el día señalado? Puede ser, no lo sé, todo dependerá de los partidos de fútbol programados para tan emblemática jornada y de los puntos que en ese momento le lleve el Real Madrid al Barsa. Pero me gustaría que así fuera. De momento, las vanguardias juveniles del cambio, a través de sus redes de información y vertebración social en Internet, ya han lanzado su consigna de ocupación del santa santorum monárquico de La Zarzuela. ¿Podrán hacerlo? Soy optimista. Históricamente, pocas murallas han resistido el empuje de jóvenes (y jóvenas) decididos a cambiar el horizonte de sus vidas. Yo, desde luego, a título personal y hagan lo que hagan los “made in Spain” estoy con ellos. Y con ellas.
http://canarias-semanal.com/not/1643/un_coronel_del_ejercito_espanol_se_pregunta_a_que_esperamos_los__espanoles_para_sublevarnos/Y encima de todo esto, y por si fuera poco, deprimido lector, seguimos bajo las órdenes, ya descaradas y sin tapujos democráticos de ninguna clase, del nuevo imperio económico germano, de la implacable dictadura del euro de la señora Merkel a la que ya solo le falta ponernos a todos los españoles a desfilar por La Castellana al paso de la oca y con el asustado“recortador de oro”, señor Rajoy, tocando el tambor y acompañado de la cabra de La Legión.
Esto ya no hay dios que lo aguante, compatriotas. Este país es de locos, se va al carajo, estamos a días, o como mucho semanas, de atravesar en tropel la línea roja del “no retorno” (esa línea intangible de corte castrense, no dibujada en los mapas militares, que les dice muy bajito al oído a los soldados de elite que ejecutan una arriesgada misión que a partir de ella solo les queda luchar como jabatos, cumplir a rajatabla la tarea encomendada y esperar a que la suerte les salve la vida y el honor) y los españoles seguimos hocicando en el error, en la mentira, en el pasotismo más suicida, en el sálvese quien pueda y esperando, con más moral que el divino Urdangarín, que Europa se apiade de nosotros, que se crea a pies juntillas las mentiras del nuevo y asustado presidente del Gobierno español, señor Rajoy, que acepte sin muchas represalias comunitarias el órdago suicida que le lanzó el viernes día 2 de marzo por la tarde en Bruselas a cuenta del descomunal déficit que arrastra este país y nos posponga los deberes financieros relacionados con el mismo hasta el año que viene.
¿Pero que coño, y lo digo totalmente en serio, esperamos los españoles para sublevarnos, para decir ¡Basta ya! para gritar a coro y a mandíbula batiente ¡Hasta aquí hemos llegado, políticos de medio pelo, ineptos de mierda!? ¿Pero es que los 45 millones de pacientes ciudadanos de este país (millón más, millón menos, de parados obviamente) aparte de corruptos (no todos lo somos, afortunadamente, afincados la gran mayoría de ellos en la política, en las instituciones y en las llamadas clases pudientes), pasotas (a título individual y colectivo), pelotas con el que manda (el “Sí, señor, señor”, de los marines estadounidenses tiene raíces hispánicas), de valor recóndito, manifiestamente mejorable y dado en última instancia a las derrotas heroicas, “lameborbones” ancestrales, futboleros a semana completa, torotorturadores de puro, almohadilla y copa, vagos (según la señora Merkel; de “baja productividad laboral” según los economistas del reino), tontorrones del culo (con un crédito cerebral medio cercano a aquellos 5 picogramos del solomillo optimizado con clembuterol de nuestro último crac ciclista), envidiosos (lo de “no desearás la mujer de tu prójimo” fue puesto en el decálogo de buenas prácticas del catolicismo a instancias de los primeros evangelizadores ibéricos), individualistas (solo nos juntamos con otros u otras para robar o procrear)… somos también masoquistas de tamaño natural y a jornada completa?
Pues sí, amigos, la verdad es que somos de todo eso y algo más. Somos unos ilusos y unos irresponsables. ¿Pero es que queremos seguir, más pronto que tarde, por la inicua senda por la que ahora mismo deambulan entre el deshonor, la ira, la vergüenza, la pobreza más absoluta y el instinto suicida y asesino, los ciudadanos/esclavos griegos de la todopoderosa UE que no han tenido los “parthenones” necesarios para plantar cara de una vez a la “fürher”Merkel y al “petit emperateur” Sarkozy?
¿Pero es que en este país no somos capaces de hacer ver a nuestros lerdos gobernantes (que lo son y mucho, algunos como el ya jubilado ZP lo demostró en su día con matrícula de honor al llevarnos a todos de las orejas a la pista de salida de esta esquizofrenia nacional que ahora padecemos y el actual presidente del Gobierno, el mentiroso compulsivo a escala global,don Mariano “el gallego”, lo hará asimismo muy pronto una vez que termine con aprovechamiento el curso de “hostiable social” que actualmente realiza) que estamos hasta el gorro de tanta mentira, tanta incoherencia, tanta frustración, tanta corrupción, tanto robo (a mano armada y solo con careta), tanta degradación social y política, tanta oligarquía de dos partidos hegemónicos que se reparten periódicamente el poder y, con ello, millones de euros a punta de pala (justo los que faltan en estos momentos en las arcas de este Estado fallido y en almoneda)?
¿Pero es que no somos capaces de hacer entender a estos golfos políticos que nos malgobiernan, escondidos tras una acreditación como representantes del pueblo soberano robada legislatura a legislatura a través de unas listas electorales cerradas y bloqueadas, que su tiempo de vino y rosas, de patente de corso franquista amañada en el miedo y el pasotismo de todo un pueblo asustado tras cuarenta años de dictadura, está a punto de consumirse, a punto de derretirse en el fuego incontrolado de una crisis económica, política y social de esas que cíclicamente mandan a los pueblos la propia historia, ávida de regeneración y horizontes nuevos?
Yo, desde luego, amigos, alucino cada día más en este país de locos (la mayoría), corruptos (todos los que pueden), parados (sumergidos o no), pobres (en subida exponencial), pasajeros de AVE (los pocos que a día de hoy tienen prisa y dinero), pobres (de solemnidad y de textura media) y pelotas (absolutamente todos). ¿Pero hasta cuando vamos a seguir así? ¡Cuando coño nos vamos a movilizar de verdad la masa borreguil española que malvive y sufre en la actualidad a cuenta de unos pocos miles de robaperas y políticos trincones (el monarca a la cabeza), con faca virtual o de acero toledano escondida en el slip o la braga, para mandar a todos ellos a la mierda (perdón, otra vez me he abandonado el escatológico palabro,“ostracismo” quedaría mejor en el contexto literario en el que normalmente me muevo pero el cabreo monumental que arrastro en estos momentos no me permite relajarme hacia más éticos eufemismos de forma)!
Yo sigo esperando, bondadosos y deprimidos conciudadanos, con mi vista puesta en el tornado político y social que se está formando en estos momentos en millones de cocinas españolas, ese mágico día “D”, ese momento histórico que arrastre con fuerza la polución endiablada y asesina que cubre este país desde hace ya bastantes décadas. ¿Será el próximo 14 de abril el día señalado? Puede ser, no lo sé, todo dependerá de los partidos de fútbol programados para tan emblemática jornada y de los puntos que en ese momento le lleve el Real Madrid al Barsa. Pero me gustaría que así fuera. De momento, las vanguardias juveniles del cambio, a través de sus redes de información y vertebración social en Internet, ya han lanzado su consigna de ocupación del santa santorum monárquico de La Zarzuela. ¿Podrán hacerlo? Soy optimista. Históricamente, pocas murallas han resistido el empuje de jóvenes (y jóvenas) decididos a cambiar el horizonte de sus vidas. Yo, desde luego, a título personal y hagan lo que hagan los “made in Spain” estoy con ellos. Y con ellas.
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