miércoles, 7 de marzo de 2012

Elena Salgado, otra que se ha colocado.

¿Recuerdan ustedes –me dirijo a los más mayores— aquellos personajes de los tebeos, que detrás del nombre llevaban una frase que rimaba, formando un pareado que especificaba algo sobre su persona?
Por ejemplo: Rigoberto Picaporte, solterón de mucho porte; Mortadelo y Filemón, agencia de información; El reporter Tribulete, que en todas partes se mete. Pues sí. También podríamos hacer la rima con la vicepresidenta Salgado.
Y es que, se ha colocado. Al igual que han hecho todos los grandes, Elena Salgado --unos meses después de ser vicepresidenta, de habernos hundido más en la crisis-- ha encontrado su futuro post-político. Un buen puesto en una eléctrica chilena que depende de Endesa.
Pedro_Solbes_Elena_Salgado1
Desde luego, no es un caso aislado y sería injusto que la crítica fuera personal, puesto que eso de colocarse, después de su paso por la política, lo suelen hacer la gran mayoría de los gobernantes cuando dejan de serlo. El caso del antecesor de Salgado, Pedro Solbes --otro que tal baila— es también aleccionador. Éste esperó dos años y se ha colocado en Enel, la empresa italiana madre, dueña de Endesa. Así es que, los dos se encontrarán echando chispas. Y es que la electricidad además de dar calambres “económicos” es cuestión de “enchufes”.
Fíjense ustedes qué coincidencias. Pedro Solbes era ministro de Economía cuando en 1994 se impulsó la privatización de Endesa. Y en 2009, dos meses antes de cesar como ministro, Enel termina el proceso de compra de Endesa. Hoy dos años más tarde el buen señor es consejero de Enel. ¡Una casualidad!
Como es una casualidad que la ministra Salgado, haya sido titular de Economía y vicepresidenta cuando las tarifas de Endesa han subido más. Entre 2009 y 2011, el IPC no ha subido más de un 7%, mientras que la tarifa eléctrica lo ha hecho un 18%. Hoy la ex-vicepresidenta va a entrar en la filial chilena de Endesa. ¡Otra casualidad!
No es posible que estas cosas sigan sucediendo, hay que poner coto a estos abusos. Porque tanto, Solbes como Salgado –y otros muchos ejemplos de los dos grandes partidos-- han estado involucrados desde el gobierno y han tomado decisiones importantes en el sector y en la empresa, y es éticamente impresentable que ahora trabajen allí.
Un político debería, cuando termina su mandato, sea el que sea, volver a su puesto de origen. A trabajar donde lo dejó. Y sin ningún privilegio de pensiones o de salarios diferidos, diferentes de los de otros trabajadores. Se debería tratar como una excedencia normal. Y, en todo caso, si cambia de trabajo a una empresa con la que, desde el poder, ha tenido relaciones, debería pasar un periodo de cuarentena, por ejemplo, cinco años, antes de poder dar el paso.
Mientras tanto, a ver si de una puñetera vez, algunos políticos se enteran de que ser político debe ser vocacional y el objetivo no es obtener privilegios. El paso por un puesto político ha de ser un paréntesis, nunca una promoción. A lo mejor si actuaran así, se mejoraría la imagen que de ellos tienen los ciudadanos. Que luego se extrañan de que se les considere un problema en vez de una solución.
Salud y República
http://rafa-almazan.blogspot.com/2012/03/elena-salgado-otra-que-se-ha-colocado.html

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